11 enero 2014

Villa Consuelo: Carpas en medio de calles y vendedores informales trastornan tránsito capital


El comercio informal, el desorden en el tránsito de vehículos y la acumulación de basura han convertido las principales calles de los barrios Villa Consuelo, Villa Juana, San Carlos, Villa María y María Auxiliadora en tierra de nadie. Transitar a pie o en vehículos por las calles José Martí, Juana Saltitopa, Duarte, París, México, Manuela Diez, Hermanos Pinzón, Barahona, Ravelo, Baltazar de los Reyes y Ana Valverde, constituye una peligrosa osadía. Los comerciantes ambulantes y las tiendas que hace unos años se concentraban sólo en la avenida Duarte y en las calles París y José Martí ahora se extendieron por toda la zona, creando un panorama de desorden y caos. Los atracos, las agresiones físicas y los accidentes de tránsito son el pan nuestro de cada día en esa zona de la parte alta de la capital, donde es difícil ver una patrulla policial.

Las tiendas de vestir, las ferreterías, los almacenes de comestibles, los talleres de mecánica y herrería, los vendedores de plátanos y otras viandas, colocan sus mercancías en las aceras y parte de la calzada, obligando a conductores y peatones a confundirse en un tránsito infernal. Además, la cantidad de tarantines cubiertos con lonas viejas, cartones, papeles plásticos y trapos convirtieron la zona en un inmenso y nauseabundo arrabal.

En cualquier esquina de la Duarte se puede observar cómo conviven, en un pequeñísimo espacio, los tarantines de una tienda ambulante de ropa, una mesa con cientos de pares de zapatos encima, un hombre con una estrafalaria estufa de hierro y un tanque de gas, friendo salami, yaniqueques y tostones. Todos lanzan a su alrededor la basura que produce su agitada actividad comercial, sin importar que sean cartones, plásticos o desechos del puesto de fritura.

Un recorrido de El Nacional por la zona evidenció un camión que obstaculiza el tránsito por horas, porque el dueño de un almacén está cargando o descargando mercancía. En cualquier calle de Villa Consuelo se observa cómo un ebanista fabrica un sofisticado mueble de madera en plena acera, sin importar la contaminación física y visual que su actividad provoca y sin que ninguna autoridad gubernamental o municipal impida esa anormal situación.

La misma situación ocurre con los fabricantes de puertas de hierro o cristal. Sin importar el tamaño de la mercancía, las ferreterías las exponen en plena acera y, en ocasiones, ocupan parte de la calle. A esas escenas se agregan los carros, las guaguas y los motores estacionados a ambos lados de las aceras. La situación se vuelve inmanejable en la avenida José Martí, donde circular es casi imposible, por la cantidad de personas y vehículos que se concentran en esa arteria.

“Cada hora una persona sale gritando que le robaron la cartera”, asegura Epifania Martínez, una vendedora de viandas en la esquina de las calles París y José Martí, refiriéndose a la peligrosidad del lugar. Otros peligrosos incidentes los provocan los choferes y cobradores de guaguas que se disputan los pasajeros, cuando amenazan a sus contrarios con palos, armas blancas y de fuego. “Esto es tierra de nadie. Aquí tú solo sabes que llegaste, pero no sabes si saldrás vivo, porque hay muchos abusadores que quieren quitarte lo tuyo”, asegura Francisco Pérez, quien hace unos años abandonó su campo y llegó a la capital “a buscársela”.


Fuente: ElNacional