06 agosto 2014

Isolda Peguero, una de las dominicanas con más méritos en Nueva York

Nueva York.- Isolda Peguero, la reconocida y versada periodista dominicana radicada por 30 años en esta Metrópoli defendiendo causas justas, respaldando asociaciones, clubes y diferentes comunidades, principalmente la criolla, y a la vez enfrentando “algunas injusticias” que han querido embestir a esos sectores y en ella han encontrado la voz que ellos no tienen para denunciarla, es considerada como una de las dominicanas con más méritos en Nueva York.

De figura delgada, firme, precisa, confiada, ojos negros vivos, mirada profunda y penetrante, de hablar claro y perfecto dominio del inglés, tamaño normal, sonrisa a flor de labios y color canela como la noble princesa indígena Anacaona, podemos afirmar que por informar se ha visto envuelta en méritos, sacrificios y sustos en sus tres décadas de trabajo, traduciéndose eso a más de 400 meses o 1,600 semana.

Todo ese tiempo ha sido distribuido entre decenas de países, o más bien por cientos de ciudades en todo el mundo durante su trabajo en Telemundo -Canal 47- por más de 20 años, tiempo en que se diferencia una generación humana.

Peguero, quien estudió periodismo en su país natal, llegó a Estados Unidos a los 22 años y posee en su haber decenas de reconocimientos gubernamentales, comunitarios y empresariales, entre ellos el galardón "Pico de Oro", 5 veces premiada por La Asociación de Cronistas del Espectáculo (ACE) y también por la Asociación de Comunicadores Hispanos; además, sus recientes trabajos por el canal 47 han sido nominados para dos premios Emmy (excelencia en la industria de la televisión estadounidense), uno de ellos por la cobertura de la elección del Papa Francisco.

Ha estado presente y ha informado de muchas tragedias y momentos extraordinarios que han marcado el mundo, entre ellos aquella mañana (8:45) del martes 11 de septiembre de 2001, cuando fueron derribadas las torres de World Trade Center y que por encontrarse en el lugar de los hechos, sintió miedo ante el caos y desorientación generalizada de policías, bomberos, detectives, periodistas y ciudadanos, pero cumpliendo con su deber de comunicar a millones de personas en todo el planeta de dicha catástrofe.