Embarazada |
El Núcleo.- Las familias de la sociedad de hoy están expuestas a múltiples amenazas, que vulneran su integridad y desarrollo. Los conflictos intrafamiliares son parte de esa realidad. Cuando descubrimos que un 20% de las parturientas en hospitales públicos son menores de 19 años, una importante proporción entre los 12 y 16, nos detenemos sólo a ver el drama de esas niñas. No siempre nos enfocamos en los hogares.
El cuadro de las salas hospitalarias refleja una época. Quizás una expresión de una enfermedad en el cuerpo social dominicano. Niñas que no llenan el ciclo normal de sus vidas, que queda tronchado por un embarazo.
Es un problema para el sistema de salud pública dominicano, desde el punto de vista de su manejo y tratamiento, al grado que existe un Programa de Atención Integral para Adolescentes Embarazadas. Una epidemia que no sólo genera un cuadro de conflictividad intrafamiliar, a veces con consecuencias trágicas. De acuerdo con el reportaje publicado ayer por elcaribe, de la autoría de Felivia Mejía, una de cada cinco muertes de parturientas, es menor de 19 años.
La muerte es la parte extrema del drama, pero sabemos de los grandes desgarramientos y rompimientos que provocan los embarazos de las menores. Crisis en la familia, entre los propios padres, de los padres con los hijos, y a su vez, de los mismos protagonistas con su entorno social. Lo menos que ocurre es que un embarazo tiende a sacar a la muchacha de la escuela y la aparta de su plan de vida.
Si atendemos las cifras registradas en los hospitales públicos, es fácil colegir que es un drama de los estamentos sociales más carenciados, con menos acceso a la educación y a las oportunidades. En fin, un típico cuadro de la pobreza.
Otra de las tareas que la sociedad tiene que resolver, mediante la superación de la marginalidad y todas las lacras que arrastra.
El cuadro de las salas hospitalarias refleja una época. Quizás una expresión de una enfermedad en el cuerpo social dominicano. Niñas que no llenan el ciclo normal de sus vidas, que queda tronchado por un embarazo.
Es un problema para el sistema de salud pública dominicano, desde el punto de vista de su manejo y tratamiento, al grado que existe un Programa de Atención Integral para Adolescentes Embarazadas. Una epidemia que no sólo genera un cuadro de conflictividad intrafamiliar, a veces con consecuencias trágicas. De acuerdo con el reportaje publicado ayer por elcaribe, de la autoría de Felivia Mejía, una de cada cinco muertes de parturientas, es menor de 19 años.
La muerte es la parte extrema del drama, pero sabemos de los grandes desgarramientos y rompimientos que provocan los embarazos de las menores. Crisis en la familia, entre los propios padres, de los padres con los hijos, y a su vez, de los mismos protagonistas con su entorno social. Lo menos que ocurre es que un embarazo tiende a sacar a la muchacha de la escuela y la aparta de su plan de vida.
Si atendemos las cifras registradas en los hospitales públicos, es fácil colegir que es un drama de los estamentos sociales más carenciados, con menos acceso a la educación y a las oportunidades. En fin, un típico cuadro de la pobreza.
Otra de las tareas que la sociedad tiene que resolver, mediante la superación de la marginalidad y todas las lacras que arrastra.
Fuente: elcaribe.com.do
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