Draymond Green hizo un alarde, exhibiendo el volumen de sus bíceps, después de realizar grandes jugadas en ambos extremos de la cancha. Efectivamente, estos Golden State Warriors parecen demasiado fuertes para sus rivales.
Green anotó 28 puntos, Stephen Curry añadió 18 y Golden State propinó el domingo su segunda paliza consecutiva a los Cleveland Cavaliers, esta vez por 110-77, para ampliar a 2-0 su delantera en la final de la NBA.
Desde hace meses se ha hablado sobre la posibilidad de que Golden State consiga dos títulos consecutivos en la NBA. Esa proeza está ahora a dos victorias de cristalizarse.
"No tiene sentido celebrar ni saltar para decir 'mírennos''', destacó Curry. "Estamos a dos partidos de ganar un título, pero todavía tenemos que hacer el trabajo. Sería una trampa pensar que hemos resuelto todo y que tenemos la fórmula para derrotar a Cleveland, que no tiene ya oportunidades en la serie. No debemos pensar así".
Pero así lo parece.
Los 33 puntos de ventaja de los Warriors fueron su mayor delantera en un juego de la final en la historia. Han ganado los primeros dos duelos por una diferencia combinada de 48 puntos.
"Simplemente nos vencieron", dijo parcamente James. "No ganamos nada. En ningún aspecto del juego hemos podido superarlos esta noche".
Klay Thompson aportó 17 unidades a la causa de los Warriors, que ganaban por ocho puntos en el intermedio antes de arrollar a LeBron y compañía.
De los 31 equipos anteriores que han tenido una ventaja de 2-0 en la final, 28 terminaron coronándose.
Cleveland perdió a Kevin Love en el tercer periodo por una conmoción cerebral, lo que ha puesto en duda su participación en el tercer compromiso previsto para el miércoles en casa de los Cavs.
James lideró a su equipo con 19 tantos, pero los Cavaliers vuelven a casa entre la espada y la pared, tras sufrir siete derrotas consecutivas ante los Warriors.
Es la primera vez que James pierde siete encuentros en fila ante el mismo oponente.