La experiencia de un momento está determinada por aquello en lo que centres tu atención en ese instante.
Cuando desplazas tu atención por decisión propia, estás utilizando la voluntad.
Cuando tu atención fluye hacia los pensamientos, dejas de estar verdaderamente presente en la realidad de cada momento. Los pensamientos vagan por el pasado o por el futuro; en lugares y situaciones imaginarios. Atrapado por ellos, permaneces “perdido en tus pensamientos”.
Curiosamente, tu cuerpo no lo sabe, y reacciona como si tus pensamientos fueran reales. Si te enredas en pensamientos sobre una pelea que tuviste con alguien, tu cuerpo liberará adrenalina preparándose para “pelear”. De hecho el cuerpo convierte los pensamientos cuánticos en una realidad física. Y paga un alto precio por ello.
Cuando tu atención fluye hacia la mano, permanece en el presente. Tu mano está aquí y ahora. No es una idea de una mano, pasada o futura. Y lo mismo pasa con cualquier parte del cuerpo: existe en el presente. Mantener la atención en la mano u otra parte del cuerpo es una manera de anclarte en el presente.
Fragmento del libro “Clean” del Dr. Alejandro Junger
Fuente: superateatimismo