04 marzo 2013

Fotografiar la comida se ha convertido en una Ciber-Fiebre


El hambre de fotografiar y compartir

Un grupo de cuatro amigos hambrientos esperaba su comida en un restaurante de Miami. Pero cuando los platos llegaron a la mesa, nadie pudo probarlos. Tuvieron que esperar que uno de ellos -el fanático de la red social Instagram- los fotografiara cuidadosamente.

Se trata de una rutina que se repite cada vez con mayor frecuencia en los restaurantes del mundo.

La tendencia consiste en capturar todo aquello que se va a comer, para luego compartirlo en blogs personales o redes sociales como Twitter, Facebook, Pinterest, Flickr y sobre todo Instagram, la red donde los usuarios se sienten fotógrafos profesionales -aunque no lo sean- y donde loshashtags (etiquetas) como #comida, #food y #foodporn son muy populares.

El incremento de la práctica se debe -principalmente- a la existencia de los teléfonos inteligentes, pues ya no es necesario cargar con aparatosos equipos de fotografía para tomar fotos de calidad. Para que tengan una idea del alcance, ya hay gente como Clic Valery Rizzo que ofrece clases de fotografía de comida con el iPhone.

¿Las razones para hacerlo? Muchísimas. Lo hacen porque se sienten orgullosos y afortunados, porque quieren recomendar el lugar o simplemente porque les provoca. El problema es que no todos los "fotógrados" son discretos, algunos van cargando con sus inmensas cámaras y trípodes, ni tampoco todas las imágenes resultantes corren con la misma suerte.

Un reciente artículo publicado en The New York Times explica cómo algunos restaurantes de la ciudad de Nueva York han expresado su disgusto con el hecho de que los comensales tomen fotografías y han decidido prohibir la práctica para evitar que los platos luzcan poco apetitosos o que el resto de los clientes se sienta incómodo, a pesar de la promoción y la publicidad gratis que eso significa.


 Descubra ¿Por qué?