Carlos Nouel: brindó eminentes servicios a la sociedad como historiador, maestro y sacerdote
En el 2005 específicamente el dieciocho 18 de enero se conmemoró el centenario de la muerte del canónigo Carlos Nouel y el aniversario, tan significativo, pasó inadvertido para la Iglesia Católica y la sociedad dominicana a las que ofreció su consagración y sus eminentes servicios como historiador, maestro, abogado, servidor público, sacerdote.
La obra y la figura del ilustre presbítero no se registran en los libros de texto nacionales y aunque algunos diccionarios y enciclopedias publican unas cuantas líneas informativas sobre su vida, el único homenaje que ha merecido el autor de la Historia Eclesiástica de la Arquidiócesis de Santo Domingo es la designación de una pequeña calle de Villa Consuelo con su nombre. Joaquín Balaguer hace un breve estudio de la faceta de cronista de Nouel, tanto en su Historia de la Literatura Dominicana como en el volumen De las Letras Dominicanas. En este último escribe incorrectamente su segundo nombre. Pone Carlos Tomás, en vez de Carlos Rafael.
Aparte de la primacía de su obra sobre el acontecer de la Iglesia Católica que por muchos años era la única referencia para conocer el devenir de la clerecía dominicana, Nouel se constituyó en el principal traductor del Código Civil Francés para aplicarse en el país, labor en la que contó con la colaboración de Pedro Antonio Bobea.
Víctor Arthur, su tataranieto, dedicó varios años a una profunda investigación sobre la vida de su antepasado, y su exposición en la Academia Dominicana de la Historia fue prácticamente el único tributo de recordación, a un siglo del fallecimiento del hombre que, aún siendo cura, tuvo la integridad de revelar con franqueza las debilidades y faltas de grandes jerarcas de su iglesia, según la apreciación balagueriana.
Arthur observa que Carlos Rafael Nouel Pierret no se menciona. Se habla de su hijo Adolfo Alejandro como Arzobispo y Presidente de la República, antianexionista y creador de un frente digno contra la ocupación norteamericana de 1916, pero de Carlos Nouel no encuentras absolutamente nada, expresa.
Añade que su tatarabuelo no tuvo filiación política, aunque se desempeñó en épocas de gran agitación en la República y pese a haber sido estrecho colaborador y pariente político del más activo y sagaz de los hombres públicos dominicanos: Tomás Bobadilla. Carlos Nouel fue deportado cuando la Restauración porque fue anexionista, pero después él y Tomás Bobadilla se opusieron a entrega de la Bahía de Samaná, refiere.
Fungió como secretario particular de su suegro, don Tomás Bobadilla Briones, quien redactó el Manifiesto de Separación del 16 de enero de 1844. Por los diferentes giros políticos de la época, los dos fueron expulsados del territorio nacional y en cada una de esas ocasiones Carlos Rafael fue al exilio con toda su familia. Por dicha razón, cuatro de sus hijos nacieron en el extranjero, uno en Venezuela y tres en Puerto Rico, comunica Arthur.
La historia que cuenta de su ascendiente el distinguido genealogista, además de espléndidamente documentada, ofrece con franqueza lo que en otros tiempos fue un secreto que él ahora revela: la verdadera madre del historiador que después de enviudar abrazó el sacerdocio.
MADRE SOLTERA
Fue declarado por su tío Charles Pierret, comerciante, como hijo natural de María Luisa Pierret, nacido el dos de marzo de 1833, pero Arthur aclara: María Luisa Pierret no fue la verdadera madre de Carlos Rafael, aunque así conste oficialmente en el libro de nacimientos de la época. Deducimos que al ser él hijo de una madre soltera, la familia optó por declararlo con esta imprecisión. La única María Luisa que se conoce cercana en parentesco a Carlos Rafael fue su bisabuela, casada con Robert Pierret; ambos fueron los padres de su abuelo materno.
Afirma que su madre fue Juana Rosa Margarita Pierret Grandier, primogénita del matrimonio de Barthelemy Pierret Grinet y María Margarita Grandier Champenoise… Falleció soltera después de haber cumplido los 60 años de edad. Agrega que al momento de redactar su testamento, en 1855, Adolphe Nouel, el padre, reconoció a Carlos Rafael. En uno de los párrafos encontramos: Las dos porciones restantes mencionadas, iguales cada una, a las porciones destinadas a mis hijos legatarios universales, serán repartidas entre Frederic y Charles, reconocidos por mí en Santo Domingo, antes de mi unión con mi presente mujer, llamada Merced Colón. Antes, el hijo era llamado Carlos Pierret.
El tataranieto conserva numerosos manuscritos, notas escolares, cartas, certificaciones, informes de su pariente del que ha localizado escasas fotos. Muchas de las correspondencias están en francés, que todos los Nouel hablaban y escribían perfectamente, por sus ascendientes procedentes de Francia.
Carlos Rafael cursó estudios en el Colegio Nacional de San Buenaventura. Se graduó en leyes y el 24 de diciembre de 1858 obtuvo su certificado para ejercer la profesión de abogado. Fue condiscípulo del arzobispo Meriño a quien le unió una gran amistad que culminó en compadrazgo.
Nouel Pierret fue, además, profesor de Derecho en el Instituto Profesional, Secretario de la Cámara de Cuentas, Vicepresidente de la Asamblea Constituyente para 1865, Consejero del Triunvirato de 1866, Secretario del Congreso Nacional, tuvo a su cargo el despacho de Relaciones Exteriores, la cartera de Hacienda y Comercio, fue Ministro de Justicia e Instrucción Pública y de Interior y Policía, Diputado y Secretario de la Cámara Legislativa.
El 23 de noviembre de 1854 casó con Clemencia Antonia Bobadilla Desmier, hija de Tomás Bobadilla y María Virginia Desmier DOlbreuse, madre de sus diez hijos: Carlos Tomás, Rosa Altagracia, Josefa Antonia, Adolfo Alejandro, José María, Virginia Abigail, María Margarita Petronila, María Teresa Bárbara, Federico Augusto y Bienvenido Salvador.
Refiere Arthur que el seis de mayo de 1876, viviendo Carlos Rafael en Puerto Príncipe, Haití, donde representaba el país en calidad de Encargado de Negocios, murió su amada Clemencia Antonia… Después de su relativamente corto, pero fructífero matrimonio, Carlos Rafael dirigió sus pasos a la vida religiosa. Fue ordenado presbítero el uno de mayo de 1884 por el arzobispo Metropolitano de Haití, monseñor Jean Marie Guilloux. Ejerció el ministerio en las parroquias de Puerto Plata, La Vega, Santiago de los Caballeros y en la Catedral Primada. Vivía en La Vega cuando enfermó, muriendo allí el diecisiete de enero de 1905.
EN LA MASONERÍA
Desde joven había ingresado a la Masonería, llegando a ostentar el Grado 32 con el título de Caballero del Real Secreto. Fue además Venerable Maestro de la Respetable Logia La Fe No. 7 y Secretario General del Gran Oriente Nacional. En La Colmena Masónica, vocero oficial de la Masonería, publicó una serie de artículos que conforman la Reseña Histórica de la Masonería en Santo Domingo. La obra, según Víctor Arthur, ha sido considerada como un clásico de la masonería dominicana. Escribió además, Apuntes Históricos de Santo Domingo de 1821 a 1848.
Monseñor Hugo Polanco Brito escribió que previo a su muerte, Nouel Pierret se arrepintió de dos cosas: haber confiado en el Presidente Ignacio María González y haber sido masón. Al respecto declaró Arthur que no ha encontrado documento en el que su pariente declare esos sentimientos, y expresa: No creo que renegara de la masonería, no porque yo considere que es buena o mala, aquí se da el caso excepcional de que la masonería convive con la Iglesia Católica. No he encontrado ningún escrito donde él diga que renegó de ser masón.
La calle Carlos Nouel, localizada en Villa Consuelo, nace en la Federico Henríquez y Carvajal y termina en la Tunti Cáceres.
POR ÁNGELA PEÑA
FUENTE: HOY