17 febrero 2012

Acciones de nuestros residentes en Villa Consuelo ¿Cómo son vistas por la sociedad?


Es tiempo de actuar

Por: Soraya Castillo

Villacon.- A Carlos Ismael de los Santos lo mataron el pasado 30 de enero, en un enfrentamiento con agentes del cuerpo del orden público en el sector de Villa Consuelo, al menos eso informó la Policía. Le decían Boyón y se le atribuyó ser miembro de una banda identificada como “Los Chonchones”.

No conocía a Carlos Ismael y mucho menos había escuchado hablar de la pandilla a la que supuestamente pertenecía o era uno de sus principales cabecillas. Lo que sí conozco es la realidad que les toca vivir a muchos “boyones” que pululan por esos barrios de gente pobre, sin oportunidades y con la desesperanza a cuestas. Olvidados.

Este joven tenía apenas 25 años, y a juzgar por las imágenes difundidas sobre la forma en que fue velado en su casa, con cinco pistolas dentro de su ataúd, se infiere su destreza en el manejo de armas de fuego, quizás igual que cualquier militar entrenado por las más calificadas agencias de seguridad nacional.

Como sociedad nos sentimos abochornados y avergonzados por la forma en que sepultaron a este joven, entre música estruendosa, bebidas alcohólicas y pistoleros. Pero más vergüenza debería darnos no hacer nada ni exigir la aplicación de políticas reales y efectivas, para cambiar la realidad de los que como Boyón optan por el camino de la delincuencia, porque no conocieron otra escuela que la calle desde temprana edad.

Las cuartillas para referirnos al devenir de miles de jóvenes desamparados, nunca faltarán en ningún medio de comunicación verdaderamente preocupado por la suerte de nuestro principal insumo para consumar el sueño de tener un futuro mejor y distinto. Esto explica mi insistencia en escribir sobre la realidad de tantos jóvenes que no gozan la suerte de haber nacido en un ambiente que les permita desarrollar sus potencialidades y aspiraciones.

Tenemos que repensar el futuro. Debemos asumir este drama como un asunto de sociedad, no como responsabilidad exclusiva de la clase política en el poder. No podemos ser indiferentes, quedarnos callados y aceptar como algo común que mañana amaneceremos con otro Carlos Ismael acribillado de varios impactos de bala.

Es necesario recuperar los valores fundamentales de la familia, como he sugerido también con marcada insistencia. Gran parte de los problemas que nos agobian actualmente como sociedad, delincuencia, violencia, marginación, drogadicción, son consecuencia directa de fallos importantes en la célula básica de toda sociedad: La familia.

Andamos como barco sin rumbo; como si hubiésemos perdido la brújula que ha de indicarnos con exactitud las acciones que debemos de emprender para salir del atolladero social en el que estamos metidos. Caminamos en un campo minado, donde no sabemos qué día explotará una noticia trágica que nos haga recordar a Carlos Ismael.

Es necesario reencauzar el camino para construir un país habitable, de lo contrario seguiremos contando muertes violentas, desechando a los jóvenes y adolescentes pandilleros, violentos y drogadictos; desobedientes del orden establecido. Entonces estaremos a la puerta de una situación inmanejable.

No pretendo vaticinar el cataclismo de la sociedad dominicana. Solo advierto las consecuencias que habremos de afrontar si seguimos postergando soluciones a nuestros problemas ancestrales.

Es tiempo de revisar posturas y actualizar discursos y planteamientos. El mundo avanza veloz. Los gobiernos tienen igualmente que ajustar sus políticas a este mundo cambiante que impone sus propias reglas.

El gobierno debe ser ese gran facilitador de herramientas para empujar el desarrollo y bienestar de nuestros jóvenes; para abrirles espacios de participación y que sean protagonistas de su propio destino; para que puedan asumir los retos como ciudadanos sanos y responsables.

El dinamismo y espíritu con el que los jóvenes hacen frente a su realidad, nos hace pensar que más que el futuro representan un presente cargado de optimismo y deseos de vivir a plenitud.

La evolución en las condiciones de vida, la volatilidad de la estructura familiar y la falta de educación, son algunos aspectos a los que los gobiernos deben prestar atención y estar dispuestos a cambiar.

El futuro de la juventud está en juego y, por consiguiente, el futuro de toda la sociedad. Es tiempo de actuar. 

AYUDAME CON TUS BUENAS ACCIONES A SER UN MEJOR VILLA CONSUELO
DIOS LOS BENDIGA!!!