Para nadie es un secreto que comerse las uñas es un hábito desagradable que inmediatamente se gana el rechazo de quienes tenemos a nuestro alrededor, aunque también habrá quienes deban confesar que aunque pongan esa cara, también lo hacen en silencio.
En ocasiones es difícil de manejar, ya que inconscientemente lo hacemos, más bajo estado de nervios o estrés, pero luego de saber esto te lo pensarás dos veces antes de llevarte el dedo a la boca.
En principio, esta práctica aumenta la probabilidad de contraer un resfriado o una infección, especialmente si tus manos no están limpias al momento de hacerlo, y tu dedo o uña también podría sufrir de una infección en la piel.
Aunque la doctora Rochelle Torgerson, una reconocida dermatóloga, lo menciona, puede ser que en tu interior digas que nunca lo has tenido, ni siquiera un enrojecimiento o sensación de malestar, pero ello no es garantía de que no te sucederá.
Si tienes una verruga, este es un medio efectivo para propagarla hacia el resto de tus manos, ya que la verruga proviene del virus del papiloma humano, de fácil propagación cutánea.
Esa partecita blanca de la uña pegada al dedo se denomina lúnula, y ojo, una infección allí podría hacer que poco a poco empieces a perder la uña a causa de una eventual infección, y aunque detrás venga una nueva, imagina ese dedo sin uña, que además deberá estar muy protegido para evitar una infección mayor.
Comerte las uñas también podría eliminar tu sonrisa perfecta, ya que con el tiempo tus dientes se desplazarán fuera de su lugar, y puedes dañar el propio esmalte que lo protege.
La doctora Torgerson recomienda buscar otra actividad o maña para aliviar el nerviosismo o estrés, que no implique afectar al propio cuerpo, como comerse las uñas, comerse el pelo o rascarse. Te puede ayudar hacer ejercicio o tener un juego simple que te entretenga. Aunque existen algunos casos aislados, pero pregunta entre tus amigos que hacen deporte con regularidad si se comen o no las uñas, te podrías llevar una positiva sorpresa.