Con perseverancia y trabajo todo se logra "Gran Ejemplo"
En ciertas ocasiones una idea que surge en un momento inesperado puede ser la que nos reporte los mejores resultados de nuestra vida. Esto es lo que le ocurrió a Jim Reid, un hombre al que se le ocurrió sumergirse en el estanque de un campo de golf y vio el modo de convertirse en multimillonario en tan solo 10 años.
Era la década de los años 80 y Jim llevaba desde 1971 trabajando como inspector en el parque de atracciones de Disney World en Orlando. Atrás había dejado su Oklahoma natal y en su cabeza tan solo existía la idea de poder ganar rápidamente mucho dinero.
A pesar de que su empleo no le satisfacía demasiado, lo compensaba con un salario de 250 dólares semanales, bastante por encima de lo que ganaban otros trabajadores del mismo parque. Un sueldo nada despreciable teniendo en cuenta la época en la que se encontraba.
En sus tiempos de ocio le gustaba ir a bucear y rebuscar en las profundidades todo aquello que los bañistas solían extraviar. Cierto día fue invitado a pasar una entretenida jornada jugando un partido de golf en un campo cercano al parque de atracciones.
Comentando con su anfitrión la afición de sumergirse en la búsqueda de tesoros perdidos por otros, su amigo le sugirió que probase a meterse en el estanque de aquel campo, en donde encontraría posiblemente alguna cosa que valiese la pena.
Y la verdad es que sí que valió la pena zambullirse en aquel lugar, cuyo fondo estaba totalmente teñido de blanco a causa de las miles de pelotas de golf que se encontraban sumergidas.
Tras sacar unas cuantas y examinarlas se dio cuenta que estaban en un estado excelente y que podrían ser revendidas a bajo precio. Contactó con el gerente del campo de golf y le propuso un negocio del que saldrían beneficiados los dos: él obtenía permiso para sumergirse y sacar todas las pelotas del fondo del estanque y a cambio se las revendía por el módico precio de 10 centavos la unidad, por lo que el ahorro en comparación con la compra de pelotas nuevas sería enorme.
Y así fue. En un solo día de buceo Jim consiguió tantas pelotas que ganó lo mismo que trabajando una semana entera en el parque de atracciones. Esto le llevó a pedir la baja de su empleo y a contactar con los administradores de todos los campos de golf de Estados Unidos con el fin de dedicarse profesionalmente al negocio de 'recuperador de pelotas de golf'.
Registró su nueva empresa bajo el nombre "Second Chance Golf Ball Recyclers" y aunque al principio él mismo era quien se encargaba de realizar la mayor parte de las tareas, colocó a trabajar a gran parte de los miembros de su familia (incluidas sus hijas).
Con el paso de los meses, la buena marcha de la empresa hizo que contratase a personal externo. En el primer año de funcionamiento facturó unas ganancias de 60.000 dólares.
Elaboró un perfecto plan con una eficiente red de buceadores que le hacían llegar las pelotas desde múltiples puntos del país (incluido Hawái, un lugar donde proliferan los campos de golf).
A principios de los años 90 estaba recibiendo una media de cien mil pelotas al día, lo que en la reventa le reportaba unos pingües beneficios que habían convertido a su empresa en el objetivo de compra de grandes grupos inversores.
Fue en 1994, tras poco más de diez años dedicándose al negocio de recuperar pelotas de golf, cuando recibió la oferta que hizo decidirse a vender su empresa: la importante compañía afincada en Dallas 'Sport Supply Group' le ofreció la nada despreciable cifra de 5 millones de dólares por la compra de su negocio, lo que no hizo dudar ni un instante a Jim, quien aceptó el trató y se retiró a vivir sin tener que trabajar nunca más en su vida a la edad de 50 años.
Fuente: Yahoo! España