NUEVA YORK.- Entre la celebración de los Mavericks en Miami y el arribo de Chris Paul a Los Angeles, los negocios entorpecieron al básquetbol.
El cierre patronal comenzó dos semanas y media después de la final de la NBA y duró cinco meses, lo que provocó incertidumbre sobre el momento en que los dueños de equipos y los jugadores se pondrían de acuerdo para firmar un convenio laboral que permitiera que Dallas comience la defensa de su título. O que el "Rey" LeBron James continúe buscando su primera corona.
"Estábamos muy lejos (los dueños de los jugadores)", comentó el alero de los Knicks, Carmelo Anthony.
Otros eran más optimistas, e insistieron que la NBA no iba a desperdiciar la renovada popularidad que consiguió con la llegada de James a Miami y el título de Dallas en la final contra el Heat.
"Sabía que jugaríamos", comentó en un correo electrónico el dueño de los Mavericks, Mark Cuban. "El comisionado (David Stern) no iba a permitir que perdiéramos una temporada".
Cuban tenía razón. Ahora vuelve la NBA, con Paul en los Clippers, Dwight Howard todavía en el Magic al menos por ahora y la convicción de que la liga puede recuperar la magia que tenía cuando se produjo el cierre patronal.
El nuevo convenio laboral logró rescatar 66 partidos de la temporada regular, que comienza el día de Navidad con cinco buenos libretos: una reedición de la final; un partido entre los Knicks y los Celtics, dos de las franquicias de mayor tradición; los Lakers de Kobe Bryant ante los Bulls; el Thunder tratando de confirmar que es candidato en serio al título; y Paul como nuevo compañero de Blake Griffin en los Clippers.
Fuente: www.elcaribe.com.do