17 diciembre 2011

Arte y Aduanas en el Parque Independencia

 Un regalo navideño. Una gran colección en la mayor galería de la capital al aire libre

Santo Domingo.- La exposición “Las aduanas en el tiempo: pasado y presente”, que se presenta actualmente en las rejas del Parque Independencia, en Santo Domingo, es ciertamente una de las mejores en su categoría, y puede considerarse como el evento más importante, accesible a todos los públicos en este fin de año. Agrada mucho que, luego de la contundente muestra de El Prado, le suceda, con fotografías de escultura y pinturas esencialmente, un despliegue impresionante de arte dominicano. 

Comprobamos que la Dirección General de Aduanas continúa en su apoyo decisivo al arte: fuera de la amplitud y la calidad de una colección pública, estimamos alentador y fundamental que, gracias a la tecnología, salga de sus muros… ¡permaneciendo en ellos! Las fotografías de las obras, numéricas y en alta definición, como en las demás exposiciones del parque, se han imprimido sobre vinil, asegurándoles duración y resistencia. 

Estamos seguros de que el fundador y curador entusiasta de la colección, el inolvidable y querido Miguel Cocco, se regocijaría de esta presentación. La disfrutamos pues, como un homenaje y un compromiso ante los artistas y el pueblo dominicano. Tres entidades se han unido para realizar este acontecimiento cultural: el Ministerio de Cultura, la Dirección General de Aduanas y su Fundación de Patrimonio Cultural –que tiene a su cargo la custodia de las obras–.

La exposición. El título nos parece muy significativo, ya que podría anunciar, en paneles, una historia de las aduanas dominicanas. De hecho, la evolución de éstas da inicio a la exposición con fotografías de los edificios aduanales, otros documentos –así el paso fronterizo de Dajabón–, y una modernización paulatina  hasta la portentosa sede actual. Es algo como la historia de un museo… pues le sucede de inmediato la presentación de la colección, obra tras obra, dispuestas por orden histórico.

Toda exposición que se respeta supone un guión, elemento básico para la valoración de las piezas y sus objetivos. María del Carmen Ossaye, la curadora, ha seguido lógicamente la secuencia generacional, una tradición en nuestra historia del arte,  ya implantada por el primer volumen publicado por y sobre la colección de Aduanas, en sucesivos ensayos críticos. Por cierto, muchas de las reproducciones exhibidas en el parque figuran en el magnífico libro, y podemos apreciar así la selección que se llevó a efecto.

Creemos que la curaduría ha correspondido al espíritu de la colección en primer lugar, y luego a las preferencias del público. Si no cabe duda de que tenemos por delante una historia de la plástica nacional con numerosas obras maestras –¡felizmente adquiridas por un organismo oficial con medios!–,  hay también obras pictóricas de menor nivel, que prolongan una interpretación tradicional, costumbrista y realista –en el paisaje sobre todo–, casi hasta la actualidad, cuando ya el arte moderno dominicano había cambiado esos cánones. Pero siempre la campiña, los bohíos y las palmas seducen a las miradas mayoritarias, y exaltarlos en cuadros… es un medio de atraer hacia estilos más personales, hacia otros lenguajes visuales.

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