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02 octubre 2014

Conoce quién fue el Profesor Amiama Gómez

Su nombre completo Francisco Xavier Amiama Gómez. Nació en la ciudad de Santo Domingo, el 26 de julio de 1867, periodista, poeta y urbanista. Se dedicó desde muy temprana edad al periodismo, donde escribió artículos y ensayos; fundó 12 periódicos en diferentes ciudades del país, sus artículos y ensayos giraban en torno a los avances y adelantos de la agricultura.

Fue un viajero de éxito, por lo que estuvo de visita por Europa y América, llegando a vivir en Cuba por muchos años.

En el 1889 fundó –director- de la Escuela Nacional de Agricultura, la cual operaba en San Cristóbal.

A este ilustre dominicano se le debe el aislamiento de la Puerta del Conde, la construcción de la avenida Duarte, y de otras vías de la ciudad Capital. Además, sugirió la importancia de arborizar la ciudad de Santo Domingo, demostrando así su preocupación por el embellecimiento de la ciudad Primada de América. Amiama Gómez escribió varias obras para expresar sus conocimientos, entre las que podemos mencionar “Agricultura”, “Geografía Política de la República Dominicana”, “Patria y Primavera”.

El 21 de noviembre del 1943, Santo Domingo se viste de loto con la muerte, a la edad de 76 años, de un dominicano que vivió para las futuras generaciones.

03 septiembre 2014

Villa Consuelo: Av. San Martin calle de gran historia

Este ilustre ser humano, de origen argentino, nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblo de Yapeyú, situado a orillas del caudaloso río Uruguay, que dependía del Virreinato del Río de la Plata. Su padre, don Juan de San Martín, había nacido en España y se desempeñaba como teniente gobernador del departamento. Su madre, doña Gregoria Matorras, era sobrina de un conquistador del Chaco.

Se trasladó a España junto con sus padres en el año 1786 donde ingresó al Seminario de Nobles de Madrid. En 1789 comienza su carrera militar en el regimiento de Murcia. Luchó en la campaña de África combatiendo en Melilla y Orán. En 1797 es ascendido a subteniente por sus acciones frente a los franceses en los Pirineos.

En 1797 su regimiento, que había participado en las batallas navales contra la flota inglesa en el Mediterráneo, se rindió en agosto de 1798.

Durante el período que sigue, lucha en diferentes acciones en el sur de España, en Gibraltar y Cádiz, con el grado de capitán 2° de infantería ligera.

En 1808 las tropas de Napoleón invaden la Península y el rey Fernando VII es hecho prisionero. Estalla la rebelión contra el Emperador y su Hermano José Bonaparte, que había sido proclamado Rey de España. Se establece una Junta de Gobierno que actúa primero en Sevilla y luego en Cádiz. San Martín es ascendido por la Junta al cargo de ayudante 1° del regimiento de Voluntarios de Campo Mayor. Distinguido por sus acciones contra los franceses, llega luego a ser capitán del regimiento de Borbón.

El ejercito ataca a los franceses y los vence en la batalla de Baylén, el 19 de julio de 1808; allí se destaca San Martín. Esta victoria permite al ejército de Andalucía recuperar Madrid y es la primera derrota importante de las tropas de Napoleón. San Martín recibe el grado de teniente coronel y es condecorado con una medalla de oro. Continua luchando contra los franceses en el ejército de los aliados: España, Portugal e Inglaterra.

Combate a las órdenes del general Beresford en la batalla de Albuera. Conoce a Lord Macduff, noble escocés, que lo introduce a las logias secretas que complotaban por la independencia de América del Sur. Por su intermedio obtuvo un pasaporte para viajar a Inglaterra, donde se encontró en 1811 con compatriotas de América española: Alvear, Zapiola, Andrés Bello, Tomás Guido, entre otros. Todos formaban parte de una logia que había fundado el "Precursor", Miranda, quien, junto con Bolívar, ya luchaba en América por la independencia de Venezuela.

En enero de 1812, San Martín se embarca hacia Buenos Aires en la fragata inglesa George Canning. La avenida San Martín comienza en la avenida 27 de febrero y termino en la avenido John F. Kennedy. 
Escrito por: Ladddy Cortorreal

29 agosto 2014

Villa Consuelo: Calle Manuel Ubaldo Gómez, ¿conoce quién fue?

(1857-1941). Nació en la Vega. Una vida abrazada al deber, que, siguiendo el norte de la virtud, se vació en el molde de un justo varón. Hizo un culto de la patria, sin ruido ostentoso. Su devoción a los principios lo mismo que a toda manifestación de cultura, no alcanzó a alterarle la sencillez y el temperamento hecho a la modestia, que prefiere pasar inadvertida a reclamar o imponer respeto y honores para si.

No dejó nunca de ser criollo en lo que el tipo tiene de desapego a la vida de puro artificio y en las calidades que constituyen la más preciosa porción de su psicología. Para las cosas intelectuales se sabía poner en el plano que le es propio, y para la vida ordinaria no concebía una postura más natural que la de constante servidor. Entendía que el hombre había venido al mundo para dar de sí cuanto convenía al bienestar de los demás. Siempre ocupado en alguna labor, no supo de ocios improductivos y estimulantes del vicio. Siendo joven, como empleado de Don Modesto Riva, contrajo una neurastenia por exceso de trabajo.

Para curarse escogió laborar como peón, un par de años en un conuco ubicado en el tras patio de su casa. Hospitalario, generoso, sin pose y ecuánime, miraba a todo el mundo y los cambios de la vida con inalterabilidad de espíritu. Su compadre o amigo lo era el más modesto vecino, al igual que el encopetado señor; pero estando más cerca de este, por su calidad social y nexos de familia, prefería tratar al primero por la llaneza adecuada al tipo. Le preocupaba satisfacer los reclamos de la amistad. Incapaz de envidia ni de abrigar odios por la lucha de intereses materia-les, le placía conocer el mérito ajeno; no le paga tributo a las pasiones mezquinas, moviéndose constantemente por sobre las pequeñeces de la vida.

Manuel Ubaldo Gómez opinaba con libertad, y no tenía compromisos sino con la virtud. Eludía el elogio a su persona; y si estaba en su mano, evitaba el que se le hiciera a familiares suyos cercanos. Aunque tolerante, no le daba méritos a quien no los tuviese, cualidad esta que, al servicio de la historia es un magnífico recurso para la valorización justiciera de los personajes. Y fue historiador, autor de un RESUMEN DE LA TJIS TOMA DE SANTO DOMINGO (1919), en tres; libros, resultado de sus actividades de profesor de la materia en un colegio vegano.

Fue el historiador dominicano que poseyó mayor conocimiento sobre las actuaciones y el carácter de los hombres públicos desde fundada la República, así como acerca de la psicología social. Por inclinación natural, desde la infancia, sintió curiosidad por los sucesos políticos y sociales, y también por los actores, y ello le creó entre los cultivadores de la historia un acervo único de datos a partir de la Anexión, aumentado constantemente por diligencia personal entre los mismos actores.

Le estimulaba en ello la simpatía por esa realidad antes que el interés de historiador. De esa manera, la fuente viva que era del pasado dominicano, nadie más en la República pudo poseerla, porque quienes hicieron de historiadores fueron personas de oficina y papeles que no descendieron al plano donde se observan y captan realidades indispensables para la comprensión de no pocos sucesos y caracteres personales. Su material se lo daba a quien se lo solicitara, lo que aquí no se ha visto en otro intelectual de la misma actividad. Por su parte, no produjo lo que podía y debía, sino lo que le fue solicitado o reclamado por circunstancias especiales.

Por evitar mortificaciones se eximió de echar su cuarto a espadas respecto a cuestiones históricas sobre las cuales poseía los juicios más precisos y certeros. Con todo, la pasión por la historia, mirando al través de ella a la patria, fue la última que alentó su alma hasta el instante de tomar el lecho de muerte. De poca estatura y cuerpo delgado, el habla acordada con la sencillez de sus maneras, no parecía de primera vista el hombre de la gran talla moral que era.

Terció en la vida pública, no por buscar posiciones, sino solicitado, llevando a ella la pureza de valor personal en el desempeño de representaciones varias. Juez, Procurador de una Corte, Diputado, Senador, Ministro de Justicia e Instrucción Pública, de Guerra y Marina, y de lo Interior y Policía. No quiso aceptar otras, inclusive la Primera Magistratura de la Nación. Para los hombres de este corte, los cargos públicos son oportunidades de servirle a la sociedad; en ellos consumen preciosas energías, dan con orgullo y patriotismo lo más posible, y luego entienden no haberse elevado por ello, sino haber cumplido como ciudadanos. De los tales queda una lección de civismo, poquísimas veces tenida en cuenta por los políticos.

Como abogado no tuvo claudicación en su auténtica calidad de honorable; lo cual no es poca cosa. Troncoañoso, semejante a un rezagado modelo de hombres anacrónicos por su apego a la rectitud, la buena fe y la verguenza, desde mediados de la nombrada Era de Trujillo tuvo que recluirse en la pasividad de su hogar, negándole la jubilación tan honrosamente ganada.

Despreciador de los opresores del pueblo por principio, por educación y tradición de familia, no solicitó el favor del soberbio Trujillo, que daba a sus aduladores lo correspondiente a los hombres de merecimientos anteriores a él y de más valer que él. La respuesta de don Manuel Ubaldo Gómez constituyó el timbre postrero con que coronó y reafirmó su procera calidad de ciudadano.

Mantuvo en La Vega, con su sola autoridad de hombre austero, una atmósfera moral que, como caso único en la República, se sobreponía a la acción disolvente de la política allí activísima por órgano de un grupo de veganos. Todas las instituciones locales, inclusive el Ayuntamiento, se sentían honradas con aceptar y complacer recomendaciones o insinuaciones hechas por don Ubaldo.

Nadie amó más que él a La Vega, como en ningún vegano encarnó en más alto grado las que fueron virtudes de esa colectividad. 
Escrito por: Ladddy Cortorreal
Fuente: redpodercomunitario.org

17 abril 2013

Daniel Henríquez, nombre que recibe calle de Villa Consuelo

El Restaurador

Daniel Trinidad Henríquez y Carvajal nació en la ciudad de Santo Domingo el 11 de junio de 1843, tercero de los hijos de Noel Henríquez, “nacido en Curazao y de origen lusohebreo”, y la dominicana Clotilde Carvajal.

A pesar de sus luchas por la soberanía dominicana, sus elevados estudios e ilustrísimos maestros, los servicios públicos, el destierro, las campañas nacionalistas con las que combatió al invasor, el apoyo ofrecido a gobiernos progresistas, el espíritu de justicia que animaba sus sentencias, el alto relieve que se le reconoció como legislador, Daniel Henríquez era un gran olvidado aún en vida cuando, prácticamente postergado, nonagenario, sus días concluían en la entonces Villa de San Carlos.

Si el desconocimiento le acompañaba estando en este mundo, tras su partida se sepultó su nombre. Hace 76 años se hizo honor a su memoria con la designación de una calle en Villa Consuelo y pocos saben que este ilustre hombre de armas y de letras es tan merecedor de gratitud y recuerdo como sus dignos hermanos Francisco, Federico, Manuel, Ildefonso y sus egregios tíos Pedro, Camila y Max Henríquez Ureña.

Ya cuando murió, en 1934, el autor de la necrológica que se publicó en la revista Clío comentó al final de la luctuosa nota: “…Esa fue la última página del servidor público (Juez alcalde de la Villa de San Carlos). La del ciudadano fue su nacionalismo. La del restaurador era de pocos conocida”.

El 7 de septiembre de 1907, Francisco Henríquez y Carvajal describía en carta a su sobrino Pedro la deplorable condición del viejo soldado: “La esposa de Daniel, mi hermano, murió de fiebre tífica el 27 de julio. Queda un cuadro triste de huérfanos y desvalidos, pues Daniel está muy pobre, arruinado, muy decaído de ánimo y muy quebrantado en su salud”.

Inexplicablemente, fue imposible localizar en revistas, libros, archivos, una foto de Daniel, cuando abundan tantas de sus hermanos, sobre todo de Francisco y Federico, algunas en edades tempranas como una que es parte de la fototeca del Archivo General de la Nación en la que figuran algunos de ellos en la adolescencia.

Al restaurador se refieren Pedro M. Archambault, Manuel Rodríguez Objío, Luperón. En el Epistolario de la familia Henríquez Ureña aparecen escasas menciones. Carlos Larrazábal Blanco lo llama “el general”.

Salomé Ureña lo cita en misiva escrita a Federico el 29 de agosto de 1892, desde Samaná: “Aquí he conocido a un hijo de Daniel que lleva tu nombre. Vino preguntando por mí para saludarme, y esta mañana nos llevó en su bote a uno de los cayos de la bahía, donde tomamos un baño agradable”.

El Restaurador. “Los primeros patriotas que se fueron para la Revolución en la capital fueron José Santiago de Castro, Daniel Henríquez Carvajal, Luis Caminero, Joaquín María Pérez, José Joaquín Delmonte, Juan F. Arredondo”, consigna Archambault.

Agrega que Manuel Henríquez y Carvajal se vio denunciado “en su último viaje a Baní y obligado a tomar las armas como su hermano Daniel. Se encontraron en varios combates”. Daniel figura en la “Nómina del contingente salido de la Capital para la Revolución Restauradora”.

Rodríguez Objío cita a Daniel Henríquez en su obra “Luperón y la Restauración” y reproduce una carta a Luperón firmada por éste y otros soldados desde San Cristóbal.

En sus Notas Autobiográficas Luperón llama “entusiastas patriotas” a Manuel y a Daniel al relatar el regreso de ambos al país después de un destierro por cuestiones políticas.

“En el hogar, como sus hermanos, tuvo su escuela materna. S. Pujol, febrerista, fue su maestro de educación primaria. Con Carabaño, culto venezolano, cursó la ciencia económica y en el Seminario, con Meriño, estudió literatura y filosofía. Ese prelado y tribuno fue su maestro de civismo”, significa Clío.

Agrega que Henríquez y Carvajal acababa de cumplir 20 años cuando se fue “al campo insurrecto” junto a otros revolucionarios. “Era el primer grupo de jóvenes capitaleños que se incorporaba a la revolución restauradora. Durante la campaña estuvo a las órdenes de los generales Eusebio Manzueta, Manuel María Castillo y J. Campusano. Fue edecán del Presidente José Antonio Salcedo”. Vino a la Capital, añade, “como parlamentario, a principios de 1865. Tratábase del canje de prisioneros. Era comandante y ascendió a coronel bajo la presidencia del héroe de La Canela. El grado de general lo obtuvo, como sus hermanos Manuel e Ildefonso, durante la revolución anexionista. Como generales divisionarios sostuvieron los tres, con las armas, el Gobierno de Espaillat. Con cárcel, grillos y ostracismo –aunque en lapso menor que el mayor de sus hermanos- purgó el delito de su fidelidad a dos gobiernos constitucionales”.

Fue diputado y constituyente. “Ocupó la curul en tres periodos legislativos. En uno de ellos, en 1879, se distinguió uno de los congresos de mayor relieve que ha tenido la República. Fue, en edad septuagenaria, Juez Alcalde de la Villa de San Carlos y sus decisiones abonaron su criterio jurídico”.

Su prole fue numerosa. El primer hijo, Luis Medardo, fue fruto de su unión con Clotilde de Mesa.

Luego casó con María Dolores Ortega, madre de sus hijos Elena Adelina, Daniel, Clotilde y María Dolores. De su tercera esposa Nicolasa Velásquez. Nacieron Merced Marina, Altagracia, Eva María, Daniel Federico, Gustavo Julio y Salvador. El general Daniel Henríquez y Carvajal murió el 21 de febrero de 1934.

La calle

“La calle de este a oeste de Villa Consuelo, paralela a la Máximo Grullón, se llamará “Daniel Henríquez” en honor de aquel restaurador”, reza la resolución dada en la Casa Consistorial de la Ciudad de Santo Domingo el 13 de noviembre de 1934.



POR ÁNGELA PEÑA
a.pena@hoy.com.do

11 abril 2013

Víctor Martínez Díaz le otorgamos el reconocimiento de "Orgullo de Villa Consuelo"

Santo Domingo.- Víctor Martínez con una vida humilde, honesta y transparente, un dominicano hijo de machepa de la Patria de Juan Pablo Duarte y Diez, República Dominicana.

Nació el 5 de noviembre  de 1972 en la ciudad de Santiago de los 30 Caballeros, su padre el teniente José Manuel Núnéz y Núnéz, asesinado y desaparecido por Ramfis Trujillo en la despiadada Tirania de su padre, se caso por primera vez en 1972 con su actual esposa Matilde Martínez y procrearon 3  ejemplares hijos: Yudelka, Onassis, Cynthia Martínez y 6 nietos, Kaitlyn, Onaysia, Kortes, Onassis Jr, Bryna, Daynon.

Vivió desde su juventud en el barrio de Villa Consuelo por decadas, llegó a Providence Rhode Island en el 1977 y allí siempre ha mantenido las escalas de valores de amor y respeto a nuestra familia, a la sociedad, a la justicia y la leyes por principios morales, sociales y familiares.

En la República Dominicana y en Rhode Island donde lleva 37 años residiendo, y desde la edad de 13 años a trabajado, colaborado por ser parte activa y directa de la sociedad de una forma totalmente gratuita y voluntaria, es graduado de la profesión de Dectetive, Experto en Investigaciones y Agente contra Narcóticos. Se ha ganado algunos reconocimientos y diplomas pero para "él", el mejor  reconocimiento ha sido y será servirle humildemente y valientemente a la sociedad en la cual vivo, a la  Patria de nuestro libertador Juan Pablo Duarte, la República Dominicana y muy especialmente a mi barrio de Villa Consuelo.

Porqué reconocimos al Sr. Víctor Martínez como "Orgullo de Villacon"

Es presidente de la Fundación Profesora Mariana Mata Pérez (Fumape), ubicada en la calle Francisco Núñez Fabian #38, Antigua 14, Villa Consuelo. La escuela "La Milagrosa" tiene actualmente más de 150 niños y ninas pobres de nuestro barrio donde exiten muchos más, que merece ayuda y apoyo de los demás.

Hizo ademá una donación millonaria por su valor historico de monedas y billetes antiguos de la era de Trujillo y del caudillo español Franco a la señora Luisa de Peña directora ejecutiva del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, además de hacerle un humilde y merecido reconocimiento.

También esta gestionando en la actualidad la donación de una Ambulancia para Villa Consuelo, dirigiendose Al Presidente del consejo de la ciudad Providence Rhode Island el señor Michael A. Solomón y demás consejales, al alcalde Angel Taveras y a la comunidad dominicana de la ciudad de Rhode Island.

Esta Ambulancia, será entregada al hospital Féliz María Goico "LOS BILLETEROS" de Villa Consuelo, en manos de su director ejecutivo el Doctor Jorge Chahin.

"VICTOR MARTINEZ HA FORMADO PARTE DE LAS SIQUIENTES ORGANIZACIONES"

*Coalición de organización hispana (1978) Rhode Island
*Juventud Electoral Independiente de Dominicanos Ausentes-JEI-1986
*Fundador de los Primeros Círculos de Estudios del (PLD) Rhode Island
*Segundo Vice-Presidente del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) Rhode Island
*Miembro Activo del Club Los Trinitarios, Rhode Island
*Presidente de la Filial de los Derechos Humanos de la Republica Dominicana (1998)
*Miembro de la Organización Quisqueya en Accion, Rhode Island
*Fundador y Miembro del Concilión de Padres de la Hope High School; Rhode Island
*Miembro Fundador y Graduado Programas de Promotores de la Salud, Rhode Island
*Miembro American Federation of Police, Miami Florida, 1980
*Miembro del Enviromental Departamento Mental Divicion Fish Wildlite, RI Huter Safety Septiembre 1980
*Miembro de la Organizacion Latinoamericana (OLA), Rhode Island
*Just in Time Commite Pro-Remodelacion del parque Sackett; Rhode Island
*Miembro Latino Dollars for Scholars; Rhode Island
*Miembro de la Comission del Gobernador Lincoln Almond; Rhode Island
*Miembro comite contra el Crimen en Rhode Island
*Gestor, Pro-Consulado Dominicano en Rhode Island
*Gestor, Fundador e Ideador Monumento Memorial Juan Pablo Duarte y El Bullevar
*Miembro Fundador del Intituto Duartiano en Rhode Island
*Director Comite Hispano de Seguridad Hispanic United Development Organization (HUDO)
*Miembro de la Seguridad para la Campaña del Alcalde de Providence David N. Cicilline
*Pamfletero Anti-Trujillista en la edad de 10 aÑos en Santiago de los Caballeros
*Participación Parent Leadership Broawn Universidad
*Constitucionalista de la Guerra 24 de abril 1965
*Miembro Participation training Reproductive Planned, Rhode Island
*Detective y Experto en Investigacion: Primera Escuela Argentina; Febrero 1977
*Graduado de Agente contra Narcótico de la Policía Nacional 1976
*Vice-Presidente y Creador de la Asociación de Amigos Aassari, Rhode Island
*Pte. de la Fundacion Martires Asesinados y Desaparecidos de la Tirania a 1961 al 1930, Rhode Island
*Presidente de la Fundación Profesora Mariana Mata Pérez (FUMAPE) en Villa Consuelo
*Activista Comunitario por más de 5 descadas en Villa Consuelo y Rhode Island durante 37 años






30 enero 2013

Villa Consuelo: Calle Luis C. del Castillo ¿Quién fue?

Fue educador, jurista, orador y político Luis Conrado del Castillo (1888-1927), fue un continuador de este compromiso familiar patentizado en su actuación como diputado y uno de los líderes de la resistencia cívica a la ocupación norteamericana, junto al poeta Fabio Fiallo, el tribuno Arturo Logroño y el jurista Américo Lugo, abanderados del movimiento de la "pura y simple".

En los momentos trágicos y amargos de la primera ocupación norteamericana del país, Fabio Fiallo fue el cantor de nuestras indignaciones justas y de nuestras rebeldías necesarias.

Luis Conrado del Castillo fue el orador, la voz máxima del patriotismo herido, la protesta viril hecha discurso, grito de redención y libertad estructurado en cláusulas y frases de vehemente elocuencia. Al enjuiciarlo, el profesor Quirós, nos dice: “El más espontáneo de todos los grandes oradores nacionales fue Luis C. del Castillo, un verdadero genio de la improvisación, cuya palabra patriótica y viril se encarnaba en su elegante figura, adornada por una intachable actuación política”. Esas dotes hicieron de él, en opinión del profesor Quirós, “un verdadero líder u orientador de las muchedumbres en los oscuros días de la ocupación norteamericana”.

No tuvo la grandilocuencia de Deschamps, que fascinaba al público con el deslumbramiento de su metáfora atrevida y sus párrafos plenos de sonoridad, ni la maestría académica de Nouel, pero arrebataba al público, contagiándolo con su propia emoción, con sus espontáneas e inflamadas arengas que parecían nutrirse con los mismos sentimientos de aquellos que le escuchaban. Ninguno como él tuvo el don singular de comunicarse tan plenamente con su auditorio, que orador y público terminaban siendo sólo y mismo ser palpitando al influjo de los mismos sentimientos. Entre sus oraciones patrióticas más famosas está la improvisación que realizó en Santiago durante la lucha por el rescate de la soberanía pisoteada por el invasor yanqui. En aquella ocasión pidió que le levantaran todas las pancartas y con sus leyendas hizo un discurso formidable. En el parque Colón de Santo Domingo, su elocuencia alcanzó niveles tan altos, que el invasor hubo de acallar temporalmente su voz arrojándolo por 6 meses en un calabozo.

Como escritor no alcanzó la misma brillantez porque su alma de artista sólo se revelaba en la palabra hablada en toda su magnificencia. Dejó, sin embargo, algunos escritos de aceptables méritos, tales como, “Tópicos Nacionales”, premiado en unos juegos florales en San Pedro de Macorís, el “2 de Diciembre” y “Las bases de la Academia Colombina”. Singular valor tiene en cambio “Prolegómenos de Enseñanza Cívica”.

Sus luchas políticas, sus afanes patrióticos y en particular, sus experiencias en los combates por el rescate de la soberanía, le hicieron ver la necesidad de crear una conciencia cívica en la juventud. No se trata, sin embargo, de repetir los amortajados principios de moral ni los consabidos sermones clericales para crear en la mente de los educandos la inclinación a la pasiva aceptación de un orden de cosas que era injusto la más de las veces, por no decir todas.

Para crearles un espíritu libre a los jóvenes y hacerlos conscientes del papel dinámico que debían asumir en la sociedad, se necesitaban otras cosas. Por eso, Luis C. del Castillo incorpora a los principios de la moral hostosiana, que no era clerical, otras nociones imprescindibles para la formación adecuada del carácter de los jóvenes y que sirvieron para pautar sus relaciones frente al individuo, frente a la sociedad y frente al estado. Así incluye en sus prolegómenos nociones de Derecho, de Economía Pública y como obligado complemento, también de Estadística, Geografía e Historia. Aunque muy poco se ha hablado de esta obra es de gran valor aún hoy, pese a que el tiempo ha hecho obsoletos muchos de sus juicios y principios. Como la improvisación fue el medio más utilizado para lograr sus discursos, muy pocos de todos ellos son conocidos.

El jurista, educador, civilista, tribuno y patriota, falleció el 8 de noviembre del 1927 en un lamentable accidente vehicular. En esa fecha del 8 de noviembre de 1927, solamente tenía 39 años de edad. El accidente automovilístico tuvo lugar la tarde de los ya mencionados días, mes y año, en la carretera Duarte, propiamente en el kilómetro siete y medio frente al histórico paraje de Galá. Acompañado de su madre doña Dolores Rodríguez Objío y de los niños Bienvenido del Castillo (hermano de Jesús del Castillo Ginebra, "Chuchi") y Guaroa Desangles del Castillo, viajaban hacia la familiar heredad.



POR VICTOR FLEURY, GUSTAVO RICART, PEDRO R. BISONÓ


23 octubre 2012

Villa Consuelo: Calle "Marcos Adón", su biografía

La historia militar dominicana, en sus grandes episodios, está llena de nombres de figuras de origen popular, la mayoría rurales, que poco se conocen. Muchos de esos nombres honran pueblos, avenidas y calles en toda la geografía nacional: Vicente Noble, Elías Piña, Olegario Tenares, Eusebio Manzueta y José Cabrera, entre los más conocidos, constituyen una parte reducida de esos titanes que se distinguieron en las tres guerras que ha tenido que librar el pueblo dominicano para mantener su soberanía y su identidad nacional: La de Independencia contra Haití, la de La Restauración contra España y la Guerra de los Seis Años, desde 1868 hasta 1874, contra el proyecto de anexión a los Estados Unidos de Buenaventura Báez, financiado y apoyado por el gobierno del presidente Ulises Grant. Héroe de esas tres guerras fue Marcos Evangelista Adón, hombre del pueblo, patriota y republicano de modesto origen rural.

Marcos Adón, según algunos, nació cerca de El Seybo hacia el año 1800 y vino a establecerse en los alrededores de la ciudad de Santo Domingo después del 27 de febrero de 1844. Al parecer fue parte del contingente de seybanos que acompañaron a Pedro Santana a la Capital, en los días siguientes a la proclamación de la Independencia. En las filas del Ejército participó en las batallas libradas en la región sur contra las tropas haitianas. Al terminar la guerra en 1856 ostentaba el rango de coronel y aparece más tarde, en las listas confeccionadas por las autoridades españolas de La Anexión, con el rango de General de las Reservas. Cuando Santana proclamó la reincorporación a la monarquía tenía 61 años de edad. En los expedientes de los dominicanos que ostentaban rangos militares, los españoles lo calificaban como hombre de “mucha influencia con la gente turbulenta”, lo que equivale a decir con los criollos que no aceptaron de buen grado la traición consumada en marzo de 1861.

Al igual que Eusebio Manzueta, Marcos Adón era de los amigos y subalternos de Pedro Santana, que no se opusieron abiertamente a la decisión del futuro Marqués de Las Carreras, pero observaron, a partir de consumado el hecho, una actitud lejana de no complacencia, frente a las autoridades civiles y militares que España designó en el país. Eso explica los informes de los espías y delatores al servicio de los extranjeros, que advertían de la conducta y comportamiento de esos hombres que tenían larga experiencia militar. Y los españoles no estaban lejos de la realidad, pues Marcos Adón fue de los primeros en la región Este del país, en apoyar el movimiento iniciado en el Cerro de Capotillo el 16 de agosto de 1863, cuando comenzó la etapa definitiva de la Guerra Restauradora. Encabezó el 2 de octubre de ese año, en Hato Mayor, la sublevación contra España.

Fracasado el movimiento insurreccional de esa región, Adón fue apresado y remitido el 16 de octubre a la ciudad capital. En noviembre fue enviado preso a Cuba y trasladado, en la misma calidad, a España desde donde escapó regresando a Santo Domingo, para incorporarse a las filas de los patriotas que luchaban contra las tropas españolas. Unido a Eusebio Manzueta, Jefe de Operaciones en la región Este, se estableció en las cercanías de lo que hoy es Villa Mella al frente de un contingente guerrillero volante, que impedía el paso de las tropas españolas y el cruce de pequeños barcos de vapor por los ríos Ozama y Yabacao, que aprovisionaban el ejército acantonado en el campamento de Guanuma. Las guerrillas de Adón no se dejaban ver del enemigo y de noche asaltaban los convoyes de provisiones creando serios problemas a las fuerzas adversarias como lo reconocen los jefes militares González Tablas y La Gándara y Navarro, en obras que reseñan ese episodio.

Como resultado de un asalto exitoso a un gran convoy de provisiones de los españoles que ocasionó además numerosas bajas, muertos y heridos, decidió Marcos Adón fundar una pequeña villa cerca del lugar de su campamento a la que puso por nombre “Victoria del Ozama”. Ese pequeño poblado hoy se conoce con el nombre de “La Victoria”, y está situado kilómetros más allá de Villa Mella. Para esa fecha, marzo o abril de 1864, tenía el jefe guerrillero 64 años de edad, lo que significa que había entrado en la ancianidad aunque físicamente fiera un hombre fuerte, ágil y audaz como se le describe, capaz de dirigir personalmente un contingente guerrillero en una región de gran extensión, ya que sus actividades llegaban hasta las estribaciones de la Cordillera Central cerrando el paso a las intenciones de los españoles de penetrar en el valle del Cibao.

La actividad de Marcos Adón, jefe de la vanguardia guerrillera que formaba parte de las tropas de la región, que comandaba Eusebio Manzueta, causó graves daños a los contingentes enemigos, presentándose en ese frente militar una situación digna de tomarse en cuenta. Al servicio de España, como soldados de vanguardia, tropas y jefes, había dominicanos de reconocido valor probados en los campos de batalla. Por lo menos dos de ellos operaron en la llamada Línea del Este, que era como se conocía esa parte de la República. Uno fue Juan Contreras, respetado como combatiente, nombrado por los españoles Jefe de Operaciones de Monte Plata. El otro, Juan Suero, llamado el Cid Negro, comandaba también tropas en esa región. Contreras fue derrotado en el combate de “Bermejo” por los patriotas bajo el mando de Gregorio Luperón, enfrentamiento cruento y largo en el que Contreras perdió la vida.0

Fue una pérdida sensible para el enemigo, pero militar y políticamente más costosa porque Luperón, en rápido movimiento, ocupó a Monte Plata, Boyá y Bayaguana haciendo más limitado el campo de operaciones de las tropas adversarias. Poco tiempo después, coincidencialmente el 19 de marzo de 1864, veinte años después de haberse librado la batalla de Azua, Luperón derrotó al Cid Negro, Juan Suero, en el combate de “El Paso del Muerto” a orillas del Río Yabacao, acción más costosa para España porque en el combate perdió la vida Suero y otros militares dominicanos que servían bajo sus banderas. En ambos enfrentamientos Marcos Adón estuvo presente, jugando un papel estelar con sus guerrillas a las cuales se había incorporado un ciudadano alemán de apellido Brigman, supuestamente naturalizado aunque no existe constancia de eso, que junto a Olegario Tenares y otros patriotas resultó gravemente herido.

La ofensiva permanente y tenaz de los patriotas terminó liquidando las posibilidades de un armisticio ventajoso para España como quería el General La Gándara y Navarro, gobernador y Capitán General de la Provincia de Santo Domingo.

Adón, al frente de sus guerrillas, fue acercándose a los alrededores de la Capital. Ordenada la desocupación4 del territorio nacional por el gobierno español, en las primeras horas de la mañana del 11 de julio de 1864, como jefe de la vanguardia de las tropas patriotas de la Línea del Este, descalzas, semidesnudas, hambrientas, cargadas de gloria, entró a la ciudad de Santo Domingo Marcos Adón, General de Brigada de los Ejércitos de la República. La escasa población, no más de 7 mil habitantes, se lanzó a las deterioradas calles a aplaudirlas y aclamarlas. Culminaba en ese momento un episodio singular de la historia de América y la Gran Epopeya del pueblo dominicano.

Adón continuó siendo un soldado de la patria. Fue Comandante de Armas de Santo Domingo y en el gobierno de José María Cabral, Ministro de la Guerra. Cuando se operó el retorno de Báez a la presidencia de la República, en 1868, se fue al exilio a juntarse con Luperón, Cabral y Pimentel para combatir con ellos el Proyecto de Anexión a los Estados Unidos. Tenía entonces 68 años. Su edad no le impidió ser el jefe de la vanguardia expedicionaria, que entró por el sur al territorio nacional para enfrentar al gobierno baecista apoyado por los Estados Unidos. Hombre de convicciones republicanas fue siempre el primero en enfrentar el peligro. En esa época, residiendo en Haití, hicieron un retrato que ha servido como ilustración a diferentes publicaciones. Alto, de piel oscura, mirada serena y firme, sombrero de alas anchas, fusil terciado, sable gallito al cinto, botas altas a media pierna, galones y capa; es un auténtico hombre criollo, típico guerrillero dominicano, acaso con setenta años de edad, al cual el tiempo, no obstante su sacrificada existencia, parece no haberle hecho efecto.

Murió Marcos Adón, exiliado, pobre y solo, en Jacmel, Haití, en 1872, cuando se libraba la última etapa de la Guerra de los Seis Años. Al igual que otros próceres y héroes de nuestro país no dejó fortuna, ni fincas, o bienes propios o tomados del patrimonio del Estado. Honró el uniforme militar y su ejemplo honra también, y dignifica, la historia del pueblo dominicano.



Fuente: Quisqueyavirtual.edu.do


19 octubre 2012

Calle de Villa Consuelo [Francisco Henríquez y Carvajal - Biografía]

Francisco Henríquez y Carvajal (1859-1935). Médico, abogado, escritor, pedagogo y político.

Nació el 14 de enero en Santo Domingo. Hijo de Noel Henríquez, de origen sefardí, y Clotilde Carvajal. Su preparación académica estuvo relacionada con importantes figuras del ámbito intelectual como el educador puertorriqueño Ramón Baldorioti de Castro. Más tarde, bajo la orientación de Félix María Del Monte estudió Derecho Romano orientado y de Eugenio María de Hostos, Derecho Constitucional. 

Realizó también estudios de Filosofía en el Seminario Conciliar de Santo Tomás en Santo Domingo. A los 26 años se graduó en el Instituto Profesional de licenciado en Derecho y diplomado como Maestro Normal. También se recibió como licenciado en Medicina y Cirugía. Vivió en París desde 1887 hasta 1891 y obtuvo el doctorado en Medicina en la Universidad de París.

De regreso al país, ejerció como médico y más tarde se dedicó al magisterio. Durante seis años fue profesor en la Escuela Normal fundada por Hostos y en el Instituto de Señoritas que dirigía su esposa, Salomé Ureña de Henríquez. También se dedicó al periodismo y fue director del periódico El Maestro. Entró en contradicción con la dictadura del general Ulises Heureaux (Lilís) y se fue a vivir durante cinco años a Cabo Haitiano donde hizo amistad con Juan Isidro Jiménez. Regresaron juntos al país tras la muerte de Heureaux. Jiménez fue designado presidente de la República y lo nombró ministro de Relaciones Exteriores.

En 1901 viajó a los Estados Unidos como comisionado por el Gobierno. En abril de 1902 fue derrocado Jiménez y se fue a vivir a Cuba donde trabajó como médico al revalidar el título de doctor en Medicina. En 1903 finalizó el gobierno provisional de Horacio Vásquez y regresó al país para salir de nuevo, siete meses más tarde. En 1907 fue delegado ante la II Conferencia de Paz, en La Haya a petición del presidente Ramón Cáceres y en 1911 fue designado Ministro Plenipotenciario en Haití, a raíz de las diferencias fronterizas domínico-haitianas. Permaneció en esa nación el tiempo necesario para la concertación de un acuerdo y regresó a Santiago de Cuba, donde residía.

Juan Isidro Jiménez fue de nuevo presidente de la república y fue designado a participar en una misión diplomática en Washington junto al Lic. Jacinto B. Peynado y a Federico Velásquez. En abril de 1916 fue a Buenos Aires como delegado dominicano a la Conferencia de la Alta Comisión Financiera Panamericana. Es en esa ciudad donde le llega la noticia del primer desembarco de tropas norteamericanas en su país. Salió inmediatamente hacia los Estados Unidos y, presentándose en el Departamento de Estado protestó contra la ocupación. Luego, regresó a Cuba y allí recibió un telegrama informándole que, frente a la crisis gubernamental, había sido designado a unanimidad por las cámaras, Presidente de la República, solicitándosele su inmediato regreso a la patria. Regresó para ocupar la presidencia el 31 de julio de 1916.

Las tropas norteamericanas y los agentes intervencionistas impidieron, sin embargo, el normal funcionamiento del nuevo gobierno. Tras una serie de dificultades que Henríquez y Carvajal resistió dignamente, y frente a la resistencia oficial y popular contra las pretensiones norteamericanas, finalmente y por orden del presidente Woodrow Wilson, el país fue puesto oficialmente el 29 de noviembre en estado de ocupación, y sometido al ejercicio de la ley militar de las tropas invasoras.

Tras su derrocamiento, salió del país el 8 de diciembre e inició un peregrinaje de protesta contra la intervención en el mismo territorio norteamericano. Este intenso peregrinaje lo llevó a Cuba, Francia, a República Dominicana, por breve tiempo en 1921, y Estados Unidos. Durante el gobierno de Rafael L. Trujillo fue designado Ministro Plenipotenciario en Francia y más tarde en Cuba, país donde murió.





Fuente: EC


10 septiembre 2012

Villa Consuelo: La Estatua viviente de la UASD

¡Que nada te impida hacer lo que te gusta!


Villa Consuelo.- Conozcan a Gerardo José Davis Burgos, nace en el año de 1976 en los minas, pero desde pequeño creció en Villa con. Gerardo es Locutor, poeta y masajista y esta cursando las materias de termino de la licenciatura de periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD. Es el 5to. de 6 hermanos en donde son 3 hembras y 3 varones, sus padres María Mercedes Burgos (Fallecida) y José Alt. Davis.

Joven de rasgos pasivos y muy humilde pero de buen teson y con estas habilidades ocultas que muchas personas desconocen de el. Lo vemos caminando por el barrio y no sabemos el valor humano que identifica nuestra barriada.

A desempeñado las labores de corrector de estilo en el periódico digital DiarioDom.com

G. Burgos siempre le habia gustado la idea de hacer teatro y encontró en la UASD las facilidades que proporciona el campus universitario a los que pertenecen al grupo de teatro, esto lo ayudo a integrarse ya que entendia que su físico no era el adecuado.

Inició en el teatro en el 2004 en el teatro de UASD, comenzó siendo parte del grupo cultural con el profesor José Dominguez (Jochy). Perteneció al Movimiento Cultural Universitario (MCU) de donde surgió el grupo Literario "Litervolución"; actualmente es actor Freeland.

Gerardo a impartido talleres de teatro en diferentes zonas del país como Baní, Santiago, La Vega y Santo Domingo. Ha actuado en diferentes obras como:

  • El entremes de Llerena
  • Piramide 179
  • El baratillo de la Sinceridad
  • Los Amos
  • El hombre que se convirtió en Perro
  • Dos pesos de Agua
  • Se busca un hombre Honesto (última)

Trabajo como modelo en el video musical del afamado cantautor guatemalteco Ricardo Arjona "Quiero" y en la película dominicana de cine local "El Sistema".

Su más llamativo trabajo fue en mayo del 2010, la estatua o escultura de la UASD sentada en un retrete o inodoro de oro, lo cual llamó mucho la atención de las autoridades del plantel y los medios de comunicación.

Esto representaba un performace de protesta de los "Grupos Culturales" en cuanto a los recursos que ellos tenian que utilizar en sus presentaciones de teatro tales como utilería, vestuario, transporte, etc, etc, etc. y los cuales la universidad debia proporcionar, pero en cambio cada uno lo hacia de su propio sustento o por humildes donaciones de personas.

Felicitamos a esta gran persona y no por su voluptuoso cuerpo sino por su gran corazón, que nada te detenga en tu camino. Bendiciones Orgullo de Villacon!!!

VIDEO: Ricardo Arjona "Quiero":





03 agosto 2012

Villa Consuelo: Calle Ana Valverde, su importancia en la Independencia Dominicana

La calle Ana Valverde nace en la Carlos Nouel, en Villa Consuelo y muere en la Josefa Brea, en el barrio de Mejoramiento Social.

Es parte de las mujeres que a fuerza de decisión y amor patrio, se constituyeron en “Madres de la Patria”.

Villa Consuelo.- Ana Valverde: nació en Santiago hacia 1798, era hija del doctor José Valverde, abogado de la Real Audiencia de esta Isla, y de Dolores Fernández. Su hermano, Manuel María Valverde, era también Duartiano y fue de los principales próceres de la Restauración.

Destacada febrerista, ella y su familia se opusieron a la ocupación haitiana prestando notables servicios al movimiento independentista de 1844.

Inmediatamente después de la proclamación del 27 de febrero, como se esperaba un ataque haitiano, esta valiente mujer se dedicó a recabar fondos para reconstruir los muros de la ciudad de Santo Domingo. Cuando Pedro Santana tomó el poder, fue expulsada del país; murió en Santo Domingo el 20 de noviembre de 1864.

La lucha contra los invasores haitianos fue la actividad más importante de su vida.

Ana Valverde, miembro de prominente y adinerada familia de Santiago de los Caballeros, fabricó balas para la Independencia, aportó recursos económicos para la reparación y el fortalecimiento de los muros que reforzaron la ciudad, y por su inquebrantable adhesión al Padre de la Patria, fue expulsada del país "cuando la reacción antiduartista se adueñó de los destinos nacionales".

Sus más caros sueños e ilusiones los consagró a la lucha por ver su suelo libre del invasor haitiano. Tal vez por eso murió soltera, a los sesenta y ocho años.

De Ana no hay fotos, ni dibujos, ni siquiera referencia remota de cómo era su físico. Hasta su primer apellido, que según Vetilio Alfau Durán era Sánchez, fue eliminado de las escasas noticias de su vida.

Sobre los orígenes y el abolengo de la dama, la académica y catedrática universitaria destaca que "el Cibao fue el centro donde primero trabajaron las personas libres, en el tabaco, y ese tabaco conforma una mentalidad diferente al Sur y el Este. No es al azar que gran parte de esas mujeres de Febrero salieron del Cibao, que también estaba en contacto con Europa".

Rosa Duarte reivindicó sus aportes en breves notas que consigna en sus Apuntes. Josefa Perdomo exalta en un poema su valor y reconoce el apoyo decisivo de la dama a la reedificación de las murallas protectoras. Félix María Delmonte da testimonio de su patriótico gesto reclutando otras mujeres para la causa, incitando a la protesta. Son menciones, líneas, insuficientes para componer la biografía que merece su entrega, casi nada en relación con el homenaje de que es digna por su desprendimiento y osadía.

La historiadora Sonia Medina profundizó búsquedas de noticias sobre Ana Valverde y dio con la triste realidad de la ausencia. Piensa que no fue rescatada, que no hay nada sobre ella desde su salida hasta su muerte. "José Gabriel García, que gusta de explayarse en detallitos mínimos, no dice nada. Vetilio Alfau la retoma, pero prácticamente en menos de una cuartilla, y todos, después, repiten el mismo verso, las mismas referencias".

Para la directora del área de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana (UNIBE), el tributo de la calle Ana Valverde junto a otras revolucionarias de Febrero de 1844, en Villa Consuelo, Mejoramiento Social, encierra "todo un manejo del espacio conforme a ideologías, y no hay duda que destruir monumentos y enterrar personas ha significado mucho para algunos sectores, no es al azar que tú buscas esas calles ¿y dónde están? Estamos haciendo una interpretación, y la historia va a servir en este momento para que los de arriba se coloquen y puedan ir, de alguna manera, desplazando a esas figuras. Es una manera de decir: bueno, están ahí, no pueden decir que no las hemos reconocido", señala. 

Quién fue María de Toledo (Calle de Villa Consuelo)


Vetilio Alfau Durán escribe que "Doña Ana Valverde, cuyo apellido era en realidad Sánchez Valverde, falleció en Santo Domingo el 20 de noviembre de 1864", sin embargo, en la semblanza que hace de la dama, el apellido que da a su padre es Valverde.

Al referirse a las mujeres que fabricaron balas para la Independencia, Rosa Duarte cita a la insigne santiaguera como "la señora hermana del doctor Valverde, señora muy respetable". Añade que "el día que salió para el destierro se bendijo el Fuerte de San Antón que se había reedificado con la suscripción que la dignísima patriota salió a recoger entre los dominicanos que estaban entusiasmados y orgullosos de tener su patria libre".



Fuente: Eco Portal




25 mayo 2012

¿Sabías que fue La Filantrópica? calle de Villacon

El teatro por la causa: La Filantrópica

En el año 1840, fundaron en Santo Domingo lo que se llamó la Sociedad Filantrópica con el fin de adoctrinar y propagar las ideas nacionalistas. Funcionaba en la calle Pedro A. Pina. El lema que utilizaron fue: Paz, Unión y Amistad.

La Filantrópica surgió luego de disuelta la sociedad secreta “La Trinitaria” desintegración atribuida a la actitud de Felipe Alfau, uno de los primeros integrantes de esta, con lo que se buscaba salvar sus vidas.

A pesar de disuelta La Trinitaria muchos jóvenes dominicanos permanecieron con sus afanes para lograr la independencia nacional por lo que optaron por construir esta nueva junta patriótica en la que simularían una sociedad de tendencias creativas llamada “La Filantropica.

El teatro fue el medio escogido entonces para mantener viva en el espíritu público la idea separatista. Duarte conocía la eficacia de las representaciones dramáticas como órgano de difusión de los ideales revolucionarios porque oyó hablar, durante su estancia en Cataluña, del uso que se hizo en España del teatro para levantar el sentimiento nacionalista del pueblo contra la dominación francesa. En sus maletas de viajero, el apóstol logró traer de la Península en 1833 las obras de Martínez de la Rosa y los dramas con que Alfieri, «el terrible Alfien», como le llamó entonces uno de los más ilustres afrancesados de la Madre Patria, había puesto nuevamente de moda el puñal de Bruto y las catilinarias contra los enemigos de la libertad. Los discípulos devoraron estas obras bajo la dirección del propio Duarte, y se concertó llevar a las tablas aquellas que más se prestaran para sublevar el espíritu del pueblo con declamaciones patrióticas y con proclamas líricas sonoramente martilladas. Los ensayos se realizaron en casas particulares, con el fin de no despertar la curiosidad del gobernador Carné ni hacer las reuniones sospechosas. Un distinguido ciudadano de Santo Domingo de Guzmán, conquistado por el fervor de Duarte y sus discípulos, ingresó poco tiempo después en «La Filantrópica», y se hizo cargo de transformar el viejo edificio de «La cárcel vieja» en un teatro capaz de recibir cómodamente a cientos de espectadores: la historia ha recogido el nombre de este patriota, don Manuel Guerrero, entusiasta servidor desde entonces de aquella cruzada de idealismo. La apertura de este salón constituyó una novedad sensacional en el ambiente de pesadumbre y de horror creado por la dominación haitiana. Media ciudad acudió la noche del estreno a presenciar « La viuda de Padilla», llevada al escenario por actores improvisados a quienes el ardor nacionalista convertía en intérpretes admirables del gran drama de Martínez de la Rosa, obra escogida con acierto si se piensa en el énfasis oratorio que realza casi todas sus escenas y en la abnegación con que los caudillos de la guerra de las comunidades se exponen allí a las iras del despotismo para sacar triunfantes los fueros ciudadanos.

La presencia en el escenario de Juan Isidro Pérez, a quien se confió en «La viuda de Padilla» y en algunas de las tragedias de Alfieri, como la titulada «Roma libre», la personificación de la libertad y el patriotismo, fue saludada repetidas veces con aclamaciones ruidosas. El joven, secundado en su empresa por Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha, Pedro Antonio Bobea, Luis Betances, José Maria Serra y Tomás Troncoso, así como por algunas damas en quienes también había prendido la llama revolucionaria, comunicaba tanto fuego a los versos y subrayaba con tanta intención las frases que de algún modo resultaban aplicables a los dominadores, que la sala entera se ponía en pie electrizada por aquel actor delirante. De tal manera se posesionaban de su papel los intérpretes, que el público participaba de sus emociones y se dejaba fácilmente arrebatar por esos conspiradores que desde la escena fulminaban rayos de indignación contra todos los opresores de las libertades humanas.

El gobernador haitiano empezó pasando por alto las primeras representaciones. Pero el público acudía con tanto entusiasmo al teatro y los actores provocaban en el auditorio tal delirio, que Alexis Carné fue puesto por sus espías sobre aviso. El primer impulso de las autoridades de ocupación fue el de suspender las actividades de «La Filantrópica» y clausurar el teatro. Pero se pensó que acaso esta medida podía enardecer más los ánimos y contribuir a que la candela de la revolución se extendiese más aprisa. Faltaba, en todo caso, un pretexto para justificar una orden que aparentemente iría encaminada a privar al pueblo de la única diversión de que disfrutaba en aquellos días calamitosos.

El pretexto buscado por el gobernador Carné se presentó, sin embargo, de improviso.

Una frase recalcada con excesiva intención desde las tablas, dio lugar a que el funcionario haitiano irrumpiera una noche inesperadamente en la sala llena de espectadores. Se ponía en escena uno de los dramas escritos en la Península con el propósito de ridiculizar a las autoridades francesas durante los días de la invasión de España por las hondas napoleónicas. Uno de los actores se adelantó hacia el público y lanzó al aire como una detonación estas -palabras: «Me quiere llevar el diablo cuando me piden pan y me lo piden en francés » Esta invectiva, declamada con voz estentórea y recibida jubilosamente por el auditorio, pareció sospechosa al gobernador Carné, que hizo subir al escenario a uno de sus ayudantes con orden de exigir un ejemplar impreso del drama en que figuraban las palabras citadas. El oficial haitiano examinó el libreto y comprobó que efectivamente en él figuraba aquella frase despectiva. El espectáculo continuó, pero a partir de aquel momento los invasores redoblaron la vigilancia de « La Filantrópica», y sus amenazas se tornaron más concretas. El objetivo, sin embargo, ya estaba en parte logrado, y las proclamas formuladas desde las tablas por actores que mostraban a las multitudes el puñal de Bruto y hablaban poseídos de entusiasmo revolucionario, iban bien pronto a ser sustituidas por gritos de libertad lanzados desde un escenario más activo: el de la conspiración armada.


Fuentes: Dominicanavirtual
Bibliotecas Virtuales
El Nacional




08 mayo 2012

Felipe Vicini Perdomo nombre que lleva una de las principales arterias en Villa Consuelo


De una Familia emblemática de República Dominicana

Felipe Vicini Perdomo.- De la segunda generación de los Vicini. Su padre Juan Bautista Vicini llegó a la República Dominicana en 1859 procedente de Italia, con sólo doce años de edad. Hijo de Angelo Vicini y Anna Canepa, Juan Bautista, nació un 25 de febrero de 1847 en Zoagli, pueblo costero cercano a Génova. Fue a Santo Domingo para trabajar con Nicole Genevaro, un compatriota de su mismo pueblo que había hecho fortuna, exportando café y azúcar.

Juan Bautista, mejor conocido como “Baciccia”, tuvo suerte en los negocios gracias en parte a su arduo trabajo y sus ahorros, logró adquirir terrenos para el cultivo de caña de azúcar.

Juan Bautista Vicini Cánepa al llegar al país desde Italia, con sus ahorros invirtió en el sector azucarero y creó una flota marítima para intercambio comercial.

De su matrimonio con Laura Perdomo Santamaría nacieron once hijos, siete de los cuales se fueron a vivir junto a ella a Génova, Italia. Vicini Canepa, tronco de la familia Vicini, regresó en una sola ocasión a Italia y murió en 1900 a los 53 años de edad.

A su muerte, los negocios familiares quedaron en manos de Juan y Felipe Vicini Perdomo, quienes suspendieron sus estudios profesionales en Italia, para hacerse cargo de las empresas familiares en la República Dominicana.

Felipe Vicini Perdomo, adquiere el ingenio Cristóbal Colón y cambia el nombre de Ingenio Italia a Ingenio CAEI.

Felipe y Juan Vicini Perdomo incrementaron las inversiones, modernizando las factorías y labores de campo en el área azucarera, en propiedades inmobiliarias tanto en la zona urbana como rural del país.

Juan Bautista Vicini Cánepa
La presión política y económica del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo por apropiarse de toda la riqueza nacional, obligó a la familia Vicini Cabral a trasladar su residencia al exterior.

Los terrenos donde se encuentra Villa Consuelo eran parte de las grandes extensiones de terreno que adquirió Juan Bautista Vicini Cánepa que, amparado en sus buenas relaciones con el general Ulises Hilarión Heureaux Lebert (Lilís), hacía una gran fortuna. En 1893, ya es señalado como propietario de los ingenios "Angelina" e "Italia" (luego denominado CAEI) y al año siguiente recibió la concesión para fundar el “Central Azuano”.

Esta generación de los Vicini-Perdomo nació en Santo Domingo, pero conservó su nacionalidad italiana, según se desprende de los “Archivos de Ellis Island” que registran las diferentes travesías que hacía esta familia entre Santo Domingo, Nueva York e Italia de forma periódica. Para 1923, doña Laura Perdomo viuda Vicini residía en la Vía Caprera #3, Piazza Sturla, Génova, con algunos de sus hijos.

Hoy, en nuestro populoso barrio de Villa Consuelo, una de sus principales arterias lleva su nombre Felipe Vicini Perdomo, cuñado de Consuelo de Marchena, otra forma de honrar tan notable familia. 


Fuentes: es.wikipedia.org


18 abril 2012

Arzobispo Valera Biografía “Calle de Villa Consuelo que lleva su nombre”


Fue el primer Arzobispo de la Sede Primada que fue nativo 
de Santo Domingo.

Un hombre sencillo y virtuoso que tuvo grandes preocupaciones pastorales y una firme posición contra la dominación haitiana 

“Es un personaje distante y extraño. El tiempo y nuestra inmensa capacidad de olvidar lo han ido distanciando de nosotros cada vez más. Nos queda una calle, en Villa Consuelo, que algún día provocará la inevitable pregunta: ¿Quién sería ese “Arzobispo Valera?”

A Don Pedro Valera Jiménez, el primer arzobispo dominicano, se debe la formación del clero nacional, para lo que fundó la primera escuela catedralicia, “semilla de lo que sería luego el Seminario en la época republicana”; fomentó la reapertura de la Universidad y su tenacidad, “fue uno de los componentes para que se mantuviera la conciencia de la nacionalidad dominicana”.

Pedro Valera Jiménez.- Hijo de Cristóbal Valera e Isabel Jiménez, procedentes de emigrantes de las Canarias, nació en Santo Domingo hacia 1757. Graduado de doctor en Teología por la Universidad de Santo Tomás de Aquino, fue ordenado sacerdote el nueve de abril de 1871. “Pasó de ejercer el curato de la rural Bayaguana y Boyá a ser vicario de la Catedral de Santo Domingo. Aquí le cogió el Tratado de Basilea, 1795, que cedía la colonia a Francia y entre tantas cosas invitaba al clero a trasladarse a las vecinas colonias españolas”, refiere el padre Antonio Lluberes.

Agrega que migró del país ese año y vivió en Venezuela y Cuba. “Tras la reposición del orden colonial español, en 1809, retornó a Santo Domingo. En 1811 fue preconizado para el cargo de Arzobispo. Valera fue consagrado como tal en la Catedral de San Juan de Puerto Rico el 15 de febrero de 1818 por el obispo Mariano Rodríguez de Olmedo y Valle. “Tuvo dedicación pastoral, fue generoso, compartió sus bienes con los pobres de una colonia pobre y con los aristócratas vergonzantes. También reorganizó el gobierno eclesiástico y restableció el Seminario. Fueron ordenados por él: Cerezano, Elías Rodríguez, José María Bobadilla, Portes e Infante, González de Regalado, Rozón...”.

Valera es un gran ignorado. Al margen de las breves referencias bibliográficas, la calle y los óleos que se exhiben en la Catedral Metropolitana y en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, no ha sido objeto de mayores reconocimientos. Al referirse a la vía que honra su memoria, el cronista José Luis Alemar apenas escribe que fue “un ilustre sacerdote que llegó a ser Arzobispo de Santo Domingo”, contrario a como hace con otros personajes sobre los que abunda en datos. Tampoco pone fecha de la resolución que designa la calle ni el nombre del distinguido mitrado al que simplemente llama “Arzobispo Valera”.

-¿Cómo es que históricamente se tiene a Valera como símbolo de la identidad dominicana habiendo sido pro español?-, se pregunta al padre Lluberes.

“El obispo Pedro Valera y Jiménez fue un hombre atrapado en las circunstancias de la vuelta política de fines del siglo XVIII en que la Iglesia fue contestada profundamente por los cambios que se operaron en Europa y América bajo la inspiración del pensamiento burgués, revolucionario, francés. Si hubiese sido un siglo antes no hubiésemos dicho que él era pro español, hubiese sido natural ser fiel al patronato de España, entonces, ahí vino su desquiciamiento con la sociedad y los cambios y la evolución política de la época y vino su significación como un hombre pro español”.

Añade que Valera “no supo ver los acontecimientos que se iban a suceder más adelante: que la Santa Sede se iba a desvincular del patronato español, que los pueblos de América se iban a constituir en repúblicas libres e independientes, que se iba a poder ser católico y ser nacionalista, como en 1838 planteó Juan Pablo Duarte en La Trinitaria, un pensamiento fiel a la tradición católica, pero desvinculado de España. El Arzobispo Valera era un hombre fiel a las convicciones comunes de la época: se consideraba que ser español era ser católico, y ser católico era ser fiel a la monarquía”.

La calle Arzobispo Valera nace en la “Juan de Morfa” y termina en la “Hermanos Pinzón”, entre la “Vicini Perdomo” y la Bartolomé Colón”, en nuestro Villa Consuelo. 


Fuente: ecoportaldominicano.com


17 abril 2012

Idelfonso Mella ¿Quién fue? Calle de Villa Consuelo



Idelfonso Mella Castillo

Nació en Santo Domingo, Rep. Dominicana el 23 de enero de 1838 . Se casó con Frances Lithgow. Falleció el 27 de diciembre 1912.
De Santo Domingo, hermano del prócer de la Independencia Matías Ramón Mella, con quien estuvo en la Puerta de la Misericordia, la memorable noche del 27 de febrero de 1844. Se radicó en La Vega y a mediados de la década del cincuenta del siglo diecinueve, se estableció en Puerto Plata. Allí vivía aquel mal día en que fue arriado el pabellón dominicano para subir la bandera de España, y sin miedo a las consecuencias, expresó su enardecida protesta, lanzó vivas a la República Dominicana y llamó al pueblo a tomar las armas para defenderla.

Cruzó a caballo por delante de las tropas que mandaba el general Lora, y gritó ¡Viva la bandera dominicana! y pese a quien pesare, con otros gritos insultando a los que reconocieron nuestro pabellón; cuando mandaron a recoger las papeletas dominicanas se opuso públicamente y trató de seducir a los comerciantes a la desobediencia tiene las mismas ideas de su hermano don Ramón, dicen trozos de un informe de las autoridades anexionistas, citado por Emilio Rodríguez Demorizi en su obra Próceres de la Restauración.

Mantuvo Mella su rebeldía, a causa de lo cual fue apresado y enviado en confinamiento a la ciudad española de Cádiz. En enero de 1864 se contaba entre los dominicanos presos en las celdas medievales del Castillo del Morro de La Habana. Cuando la guerra estaba por terminar, se le incluyó en el canje de prisioneros en Puerto Plata, en 1865. En una ocasión, después del régimen baecista de los Seis Años, fue designado Gobernador de Puerto Plata. Murió el 5 de julio de 1910. De edad nonagenaria, frisando en el siglo…, según don Federico Henríquez y Carvajal

13 abril 2012

¿Quién fue Eusebio Manzueta? nombre que recibe una calle de Villa Consuelo


Una de calles principales y comerciales de Villa Consuelo, de las grandes figuras militares de nuestra República, prócer de la Independencia y La Restauración, mártir de la Guerra de los Seis Años: El general Eusebio Manzueta. 
Héroe olvidado que constituye un ejemplo de las virtudes y cualidades de nuestro pueblo.

Calle o artería comercial que representa para Villa Consuelo una gran inyección de trabajo y movimiento de divisas, en su recorrido alberga una gran variedad de comercios entre los que se encuentran las famosas importadoras, joyerías, mueblerías, accesorios, bancos, dulceria, escuelas, reposterías, repuestos, lencerías, bancas de apuestas, expendios de comida, bombas de gasolina, etc, etc. En fin de todo también un punto clave para los potenciales clientes.

Nació en 1823 en el poblado de Yamasá, descendiente de una importante familia radicada allí desde la época colonial. Se incorporó desde los primeros momentos a las tropas independentistas en las guerras contra Haití. En las campañas del sur, bajo el mando de Pedro Santana, adquirió el rango de Coronel, que ostentaba al momento de consumarse la Anexión a España en 1861. Santana y sus compañeros de traición lo tenían presente, por su influencia y prestigio en la región, para que diera su apoyo a la funesta decisión que se proclamó el 18 de marzo de ese año. Manzueta comprometió su palabra de hombre de honor con su antiguo Comandante en Jefe y cumplió el compromiso de apoyar el pronunciamiento anexionista.

Al conocer el inicio de la guerra restauradora proclamada el 16 de agosto en Capotillo, Manzueta manifestó su apoyo al movimiento desde el Cantón de Yamasá, donde se desempeñaba como jefe militar. Fue el primero que se proclamó en la provincia de Santo Domingo. Las autoridades de la Colonia quedaron sorprendidas, porque tenían de este hombre un concepto de respeto de alta estima, por su seriedad y valentía. Tratando de persuadirlo por la decisión tomada de sumarse al movimiento restaurador, le ofrecieron ventajas políticas y prebendas económicas que rechazó con firmeza.

Ramón González Tablas, en relación con ese hecho nos dice: Este general en quien Santana tenía gran confianza, según de público se decía, no tardó mucho en volvernos la espalda, y con una legión de indios indígenas que mandaba con gran prestigio, estuvo al frente del campamento español en Guanuma ... El motivo de la defección de este hombre honrado y valiente fue un misterio ... Conociendo las autoridades lo que podía valer al frente de sus indios, le dirigieron cartas halagüeñas, ofreciéndole indulto y ventajas, pero las rechazó con templanza y atención. González Tablas era un oficial español severo en sus juicios del pueblo dominicano, al cual no apreciaba, al tiempo que le regateaba sus virtudes y cualidades, al igual que el General La Gándara y Navarro. Pero frente al caso de Manzueta no tuvo más salida que reconocer la honestidad, el valor y la autoridad del jefe dominicano, particularmente cuando éste rechazó los ofrecimientos de las autoridades coloniales, manteniéndose como celoso guardián para impedir el paso por la Cordillera Central de las tropas españolas que debían pasar al Cibao. Primero junto a Tenares, Luperón, Marcos Adón y otros jefes restauradores, y luego solo, impidió el tránsito de los contingentes enemigos combatiendo palmo a palmo el territorio de la comarca, quitándoles a las tropas coloniales, en los primeros meses al mando de su antiguo jefe, Pedro Santana, el control de la región.

Para finales del año 1864 el Gobierno Provisional de la República hacía de conocimiento público una circular que decía lo siguiente: Santiago, Novbre. 23 de 1864. Ciudadano: En esta mañana ha recibido el Gobierno un parte del benemérito Gral. E. Manzueta, el que a la letra copio. - República Dominicana. Ciudadano Gral. Gaspar Polanco, Presidente del Gobierno Provisorio de la República Dominicana.- Santiago.- Ciudadano Presidente: (Guerra es nuestro). - Hoy a las cinco y media de la mañana, tuvo lugar mi entrada en esta población sin tener que lamentar derramamiento de sangre dominicana...Como manifesté a mi Gobierno desde Higüero el proyecto que tenía formado de tomar a viva fuerza esta plaza en combinación con el Gral. Marcos Evangelista Ádón con las fuerzas de él, las del Paso del Muerto, Boca del Yabacao y Monte Grande, el cual hubiera tenido efecto el miércoles... Más adelante dice Eusebio Manzueta, en su comunicación al Gobierno del Presidente Polanco, Anoche como a la una emprendió, en efecto, el español la marcha, no por el camino real de Monte Grande, solo por uno extraviado y pedregoso, temiéndole a las fuerzas del General Marcos (Adón, egf) que a estas horas estaban plazadas en ese camino aguardándoles: por temor y cobardía prefirieron evadirse por uno malo, llamado el de la Caleta, por donde no creyeron ellos encontrar obstáculo alguno. ¡Infelices! mucho peor les ha resultado; pues los bravos de Cayacoa y Voluntarios de Higüero y Carabela van en su seguimiento, y es mucha la mortandad: muchos los heridos y muchos los trastos que en su derrota dejan.

Al finalizar el año de 1864 Manzueta era designado por el Gobierno Restaurador, Jefe Supremo de la región Este del país. Ocupó la provincia de El Seybo y, con sus tropas guerrilleras invencibles, marchó sobre la ciudad de Santo Domingo. Al finalizar la guerra en los primeros días de julio de 1865 junto a José María Cabral, el héroe de Santomé y La Canela, entraba por las calles de Santo Domingo con la bandera dominicana desplegada al frente de harapientos y fatigados guerreros, que habían rescatado la dignidad de la Patria. Se había convertido por sus acciones en una de las grandes figuras militares de la República. Más sobre este héroe


Fuente: quisqueyavirtual.edu.do


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