19 septiembre 2013

Hogar de Niñas forma “buenas cristianas y honradas ciudadanas” en Villa Consuelo

Excelencia. La organización no gubernamental ofrece a las adolescentes una formación integral basada en valores

Las jovencitas viven en aquella casa y son suplidas desde un simple panty hasta su educación 


Santo Domingo.- Joelis, con 14 años, ya sabe de belleza. Agarrar un blower y secarles el pelo a sus demás compañeras es un placer para ella.

Además, tiene también un amplio conocimiento de informática y manualidades. La cocina no es su fuerte, dice la jovencita, pero sabe un poquito del arte culinario.

Ella, como muchas de sus compañeritas, vivía con su madre cuando era pequeña, pero no tenía recursos suficientes para cuidarla y ofrecerle una vida digna con una buena preparación educativa.

Justamente ese es uno de los requisitos que se necesitan para ingresar al Hogar de Niñas Nuestra Señora de la Altagracia: vivir en extrema pobreza, con madre soltera y estar expuesta a maltrato físico y psicológico.

Dar alojo a 41 niñas y adolescentes, educación, alimentos, vestimenta, y hasta ayudar, de alguna manera, a cada una de sus familias es la excelente labor que viene realizando ese hogar desde 1973.

Labor social

Esta organización no gubernamental, ubicada en Villa Consuelo, acoge a niñas provenientes de hogares disfuncionales, ayudándolas a desarrollarse y a mejorar sus condiciones de vida para que sean mujeres de bien, ofreciéndoles una formación integral basada en valores.

“Buenas cristianas y honradas ciudadanas” es el lema que acogieron en aquella vivienda para motivar a las jovencitas que allí conviven a que cada día sean mejores personas en todo el sentido de la palabra. Pero además de enviar a las niñas y adolescentes a la escuela, ellas también reciben dentro del centro cursos de manualidades, belleza, masaje, cocina, panadería, etiqueta y protocolo y bisutería.

Sí... pero no es suficiente

El Hogar de Niñas requiere de mucha cooperación para poder desarrollar todos los programas de atención personal y educativa.

La Pastoral Social y la red de servidores dan apoyo a la entidad mediante aportes económicos, donaciones de medicamentos, ropas, desarrollo de actividades de esparcimiento y educativas para las niñas, pero eso no es suficiente para la manutención de las jovencitas que van desde 11 a 18 años de edad.

También para familias

El centro recibe apenas 15 mil pesos mensuales por parte del Gobierno, pero sus gastos cada mes sobrepasan los 400 mil.

Y es que además de la manutención diaria de todas esas chicas, cada vez que ellas se van los viernes a sus casas la directora del centro les facilita alguna ración de comida para que no pasen hambre.

“Para nosotros lo importante es que cuando ellas salgan de aquí tengan una buena preparación, que puedan salir a la calle a trabajar como buenas ciudadanas y ganarse sus chelitos”
, indicó Luz María Marte, directora del centro.

Falta de todo, menos fe

En aquella institución lo importante es que esas niñas y adolescentes sientan que ellas son parte de la sociedad y que su preparación educativa esté por encima de su pequeño presupuesto.

A ellos les falta arroz, ropa, detergentes, zapatos, toallas y jabón, pero lo que nunca falta en aquel centro es la fe en que Dios todo lo puede.

Un día cualquiera de este año quedaban muy pocas libras de arroz para el almuerzo de las chicas, y no había ni un peso para comprar nada más, pero “un buen samaritano” llegó y aportó justamente lo que costaba un saco de ese cereal.

“Nosotros hacemos un trabajo apegado a nuestro Señor Jesucristo, por eso siempre que falta llega sin nosotros esperarlo”, dice Luz María.

Alegría!!!

La directora del centro exhibe con mucha emoción que decenas de las jovencitas egresadas del centro han logrado terminar sus estudios universitarios, conseguir un buen empleo y hasta formar una familia estable.

Emprender una verdadera obra de caridad, con la finalidad de aportar al desarrollo psico-social y garantizar los derechos fundamentales de este grupo de jovencitas es una tarea admirable, que realiza los 365 días del año el Hogar de Niñas Nuestra Señora de la Altagracia. 



Escrito por: Leisy Torres