La joven ingeniera Francia Hungría, herida de un disparo en el rostro por uno de varios delincuentes que les despojaron de su yipeta durante un asalto en una calle céntrica de la capital dominicana, sólo pregunta por el ojo que perdió por el impacto del proyectil.
Uno de dos asaltantes le disparó a la cabeza. Tuvo suerte, porque no murió, pero hay muchas posibilidades de que quede ciega. La ingeniera de 28 años permanece en la sala de cuidados intensivos de la clínica Abel González. No ha perdido el conocimiento, pero cuando suele pronunciar palabras lo hace para preguntar: “¿qué pasará con mi vista?”; “¿Quedaré ciega?”. Los médicos quisieran darle buenas noticias, pero los pronósticos no la favorecen.
Frank Hungría, padre de Francina, está demolido por la tragedia que hoy sufre su primera hija. Sabe mejor que nadie la condición en la que se encuentra.
Lo perturba pensar que su hija no merecía una experiencia que podría troncharle su carrera.
Cuando le dispararon Francina salía del proyecto de construcción de un edificio en el ensanche Piantini, como parte de un equipo de ingenieros a cargo de una compañía privada.
“Ella tiene esperanzas. Nosotros estamos agarrados de Dios”, expresó el padre de la profesional egresada de la facultad de Ingeniería del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec).
La joven ingeniera no era la víctima que los dos asaltantes tenían en la mira. Los bandoleros, que aún no han sido apresados, habían despojado de un bolso a la señora Josefina Bogaert, en un intento por quitarle el dinero de una pensión.
En su afán por huir tras cometer su fechoría, los dos hombres vieron que Francina se desplazaba en una yipeta, entonces le dispararon para quitarle el vehículo y así apresurar su fuga.
La desgracia, acontecida a esta mujer mientras salía del trabajo, ocurrió el pasado viernes. Ese mismo día, pasadas las 6:00 de la tarde, le extirparon el ojo derecho, porque la bala penetró por ese lado del rostro y salió por el izquierdo.
Los daños ocasionados al ojo izquierdo son considerables, por eso los médicos no se aventuran a decir lo que Francina quisiera escuchar, que le salvarán la visión del ojo que le queda.
Fuente: EL INFORMADOR DOMINICANO.COM