Cena de Navidad |
Navidad.- Esta semana es la más esperada del mes de diciembre. El próximo sábado será Día de Nochebuena, una fecha que representa mucho más que una rica cena, mucho más que regalos y brindis.
La Nochebuena es un momento para reunirse en familia, para reencontrarse con esos familiares que han emigrado hacia otros países en busca de un mejor futuro para los suyos y que aprovechan esta fecha para volver a su tierra.
La noche del 24 de diciembre tiene un sentido diferente al que la gente, en su mayoría, le da; es un tiempo de amor y de unidad familiar, es un espacio durante el cual padres, abuelos, hijos y nietos, unidos en torno a la mesa, dicen adiós a doce meses de estar distanciados, inmersos en sus respectivas obligaciones.
Esta fecha, que es vista por algunos como una ocasión para tomar, vacacionar y viajar, es aún esperada por unos pocos para celebrar el nacimiento de Jesús, para valorar lo que en la vida tiene valor real, como la paz interior, que al hacer balance de nuestro paso por la vida y nuestro trato hacia los demás, arroje un saldo positivo.
La Nochebuena, víspera de la Navidad, no es solo fiesta y comida, es una oportunidad para dar lo mejor que tienen los seres humanos: amor, sinceridad, lealtad, esos valores que poco a poco se van perdiendo y que vemos desvanecer sin hacer nada por evitarlo.
Con frecuencia escuchamos relatos de personas que se sienten decepcionadas por otras en las cuales han depositado amor y confianza y que aseguran sentirse devastadas por esa situación, y en realidad no debe ser así, no debemos olvidar que el que engaña pierde más.
Las personas mentimos y utilizamos a los demás precisamente por la falta de valores con que crecemos y es por eso que se hace necesirio dar valor a lo que realmente lo tiene, el comienzo de un nuevo año debe ser un despertar, un reencontrarnos con nuestros valores, pero sobre todo inculcarlos a nuestros hijos.
La del 24 de diciembre es una noche buena para reorientar la dirección por donde encaminamos a nuestros hijos.
La Nochebuena es un momento para reunirse en familia, para reencontrarse con esos familiares que han emigrado hacia otros países en busca de un mejor futuro para los suyos y que aprovechan esta fecha para volver a su tierra.
La noche del 24 de diciembre tiene un sentido diferente al que la gente, en su mayoría, le da; es un tiempo de amor y de unidad familiar, es un espacio durante el cual padres, abuelos, hijos y nietos, unidos en torno a la mesa, dicen adiós a doce meses de estar distanciados, inmersos en sus respectivas obligaciones.
Esta fecha, que es vista por algunos como una ocasión para tomar, vacacionar y viajar, es aún esperada por unos pocos para celebrar el nacimiento de Jesús, para valorar lo que en la vida tiene valor real, como la paz interior, que al hacer balance de nuestro paso por la vida y nuestro trato hacia los demás, arroje un saldo positivo.
La Nochebuena, víspera de la Navidad, no es solo fiesta y comida, es una oportunidad para dar lo mejor que tienen los seres humanos: amor, sinceridad, lealtad, esos valores que poco a poco se van perdiendo y que vemos desvanecer sin hacer nada por evitarlo.
Con frecuencia escuchamos relatos de personas que se sienten decepcionadas por otras en las cuales han depositado amor y confianza y que aseguran sentirse devastadas por esa situación, y en realidad no debe ser así, no debemos olvidar que el que engaña pierde más.
Las personas mentimos y utilizamos a los demás precisamente por la falta de valores con que crecemos y es por eso que se hace necesirio dar valor a lo que realmente lo tiene, el comienzo de un nuevo año debe ser un despertar, un reencontrarnos con nuestros valores, pero sobre todo inculcarlos a nuestros hijos.
La del 24 de diciembre es una noche buena para reorientar la dirección por donde encaminamos a nuestros hijos.
Por Evelyn Irizarri
Periodista
Periodista
Fuente: www.elcaribe.com.do