La visita del Presidente todavía no allana las especulaciones de los comerciantes dentro del Mercado Nuevo, de que una vez se inicien los trabajos, no suceda lo ocurrido en el Mercado de Villa Consuelo, que pasaron 20 años antes de que sus usuarios retornaran a los puestos. “Nosotros sabemos que el Presidente tiene palabra; pero es un temor que nos han expresado las personas que componen el mercado”, declaró Luis Taveras, presidente de la Asociación de Comerciantes Mayoristas.
Los comerciantes dicen confiar en “la palabra del Presidente”. Aseguran que “es muy noble y responsable” y no los dejará esperando, aunque, advirtieron que se resistirán a cualquier traslado.
“Yo tengo 30 años aquí buscándome la comida vendiendo víveres y aguacates en este negocio, y ya tengo mi clientela y no permitiré que nadie me saque de aquí. Si van a remodelar, que lo hagan por áreas, porque si nos sacan con esa justificación no volveremos más”, explicó el vendedor José Gabriel.
Estos mercaderes dicen estar conscientes de no ofrecer la mínima garantía de salubridad a sus clientes. Sin embargo, dijeron que la situación se salió hace muchos años de sus manos y que era necesaria la intervención del Estado.
En el Mercado Nuevo hacen vida miles de comerciantes desde el que vende las hortalizas hasta el que hierve las remolachas en diez tiznados tanques viejos, en plena avenida Duarte, donde el hedor que generan los desperdicios podridos hace más difícil la convivencia.
Desde tempranas horas de la mañana camiones y camionetas transitan por la zona comercial para descargar sus mercancías provenientes de diversas provincias como La Vega, Bonao y Samaná.
Se quejan de administración
Rocío Fajardo desde niña llevaba la comida a su padre hacia el puesto de ventas de especias, con el que durante 26 años este humilde hombre “echó adelante la familia”, y aún sigue percibiendo el fuerte olor a basura, y mirando los perros callejeros que pululan entre las verduras tiradas en el suelo.
Dijo que “con este lugar reacondicionado atraeríamos más clientes. La higiene es necesaria”. Explica, además, que le gustaría que en ese mercado se hiciera lo mismo que en el mercado de Villa Consuelo.
Cada día estos mercaderes deben pagar diez pesos para el mantenimiento del lugar, pero la queja es la misma, “el servicio no es suficiente”, por lo que se quejaron de la administración. Ayer se observó varios camiones recogiendo las montañas de basura.
Mercaderes viven entre la basura y el abandono
La mañana de ayer tres hombres conversaban desde sus motores sobre la visita del Presidente, y con emoción y voz enérgica decían: “Danilo va a resolver esto”, además, se quejaron de que el síndico del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, se hacía de la vista gorda ante la condición de precariedad del mercado. Mientras que a pocos metros un evangélico, con su megáfono, predicaba la salvación del alma a comerciantes que luchan por ser el que menos hortalizas deje para el día siguiente, y quienes ya se habituaron a vivir entre el agua y la basura.