23 junio 2012

La indigencia crece bajo los elevados de Santo Domingo

La mayoría de los hogares improvisados están en la avenida 27 de Febrero.


El rostro de la indigencia está visible en cualquier punto de la ciudad. Parques, monumentos, calles y elevados siguen ocupados por menesterosos que malviven en la más degradante miseria.

Basta pasar debajo de los elevados de las avenidas 27 de Febrero o de la John F. Kennedy para presenciar el deprimente cuadro de pobreza instalado en sus isletas centrales, las que se supone deberían estar sembradas de plantas ornamentales.

En contraste con la aparente modernidad de la urbe, el tramo que va desde la plazoleta La Trinitaria hasta la calle Leopoldo Navarro, en la 27 de Febrero, está convertido en un barrio de casuchas improvisadas con cartón y fundas plásticas, donde sus inquilinos, con la piel curtida por el sol, el cabello sucio y las vestiduras raídas, se bañan, cocinan, duermen y practican relaciones sexuales sin ningún pudor.

Peligro público

Estas personas, en muchos casos constituyen un peligro público difícil de esquivar. Es el caso de una mujer que deambulaba por los muros divisorios del elevado del Quinto Centenario, cual si fuera una equilibrista y que, según narran conductores que acostumbran a transitar por la vía, fue embestida hace unos días por un carro.

Parecido es el caso del osado hombre que vive en el soporte del elevado de la intersección de la avenida John F. Kennedy con Doctor Defilló, quien lleva cerca de cinco meses viviendo en las alturas y que incluso se ha acomodado colocando sillas plásticas y pintando de azul el techo de hormigón.

Otros espacios públicos que se encuentran ocupados por indigentes, son el parque de El Farolito, el bulevar de Las Américas, los arrecifes del Malecón, debajo del elevado de la avenida Máximo Gómez con Nicolás de Ovando, el Fuerte San Gil, en las proximidades del obelisco hembra, y en la denominada bolita del mundo, en el Centro de los Héroes.

También en los parques de la plaza Juan Pablo Duarte y debajo del puente Juan Carlos en Las Américas.

En el caso del Distrito Nacional, el departamento de Defensoría del Espacio Público del Ayuntamiento ha dicho que las brigadas de limpieza temen limpiar estas zonas porque los indigentes, que muchas veces actúan bajo los efectos de estupefacientes, reaccionan con violencia cuando son compelidos a desalojar la zona. Es común que cuando logran ser desalojados vuelven a los pocos días.








Fuente: El Caribe