Para la investigación, realizada en Bélgica, se eligieron a 28 hombres jóvenes, a quienes alimentaron muy mal, o sea, con un 50% más de grasas de lo que comían antes, a lo que agregaron un 30% más de calorías.
Unos pocos no hicieron ejercicios durante el experimento, los demás fueron divididos en dos grupos que sí hacían actividad física.
Los que desayunaban después de hacer ejercicios casi no engordaron, no les subió el azúcar y quemaron más grasa, por lo que se concluyó que quienes se ejercitan en ayunas tienen más efectividad, incluso comiendo en grandes cantidades. También esto ayuda a que no suba el azúcar.
Eso sí, para algunas personas, hacer ejercicios con el estómago vacío quizás no mejore su desempeño en la actividad física.
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